Caminando en uno de estos días grises comencé a retroceder en el tiempo. No fue un retroceso hacia la antigüedad si no hacia mi niñez y el paso a la edad adulta. A veces creo que la vida es monótona, demasiado. Solo es un pasar y corre frente a mí. Sin darme cuenta he vivido 39 años. Recuerdos de pequeña, de pensamientos secretos, casi como un Diario de Vida interno. He vivido tantos cambios! Estaba una vez en mi dormitorio y sentí un estremecimiento, algo se apoderó de mi, cuando me dirigí al parque comencé a llorar, estaba creciendo, no quería crecer. Eran lágrimas ácidas, las recuerdo muy bien, lloraba porque no quería que el mundo de los adultos se posara en mi. Quería continuar siendo inocente, ingenua, pura de pensamientos por siempre. Pero esa maldita sombra se apoderó de mí. Cuando la madurez hizo cambiar mis ideas todo se puso gris. Fue como si los colores de un arco iris fueran cambiando de tono hasta quedar todo gris, las cosas se tornaron obscuras. Por qué? por qué debe ser así ? Qué desilusionante me pareció el mundo después. Y aún hoy continúo pensando igual, es duro pasar de la dulce etapa de la niñez a la de adulto. Casi como una metamorfosis o la mutación de una mariposa., dolorosa, llena de miedos, inseguridades, la lucha de la supervivencia en una selva humana. Cómo transportar los pensamientos ingenuos y castos a la mente adulta? Sin necesidad de traspasar esa ventana interna del mundo adulto en donde nuestros ojos se abren a otra mentalidad que los niños no saben percibir y aún así lo mágico e imaginario es grandioso. |