Inicio / Cuenteros Locales / albertoccarles / Una luz en las pupilas
Vista a la distancia e imparcialmente, la relación impresiona como sigue: “Él lo sabe; en el fondo y más allá de su terca obsesión, siente que las cosas no son como cree, ni como piensa que deben ser. Percibe que puede tenerla a ella, conducirla, manejarla, guardarla en una jaula dorada, y de esta manera dominarla, pero también distingue que no puede llegar al fondo de esa luz que brilla en sus pupilas. Conoce que la situación tiene límites y que desde allí surgirían caminos divergentes, probablemente incompatibles e irreversibles. Persistir en una actitud ofensiva, de extrema dureza, de agresión a ultranza arrastra adeptos, aleja descreídos y tortura a quienes dudan. ¿Hasta cuando?...porque si antes ella juró lealtad y compromiso, ahora desea deshacerse de la coraza y permitirse el lujo de correr y saltar en libertad, lo que, por momentos resulta razonablemente deseable, y entonces, la palabra irónica, el gesto adusto y despectivo, la referencia ofensiva y desagradablemente irritante producen ahora un brillo de lágrimas en lugar de las risas de antaño.”
“Quizá para ella no sea tarde para cambiar las cosas, y fijar límites más precisos que permitan mantener una distancia saludable o por lo menos inocua. O tal vez es ya imposible retirarse. El dominio de él es significativo, y ella no encuentra a mano el balde con agua para arrojárselo de una buena vez y por todas a ese fuego que ella misma colaboró para encender y alimentar. ¿Ahora no va más? ¿Qué es eso? ¿Cómo se entiende? Imposible cambiar el rumbo de las cosas. No existen caminos alternativos o rutas divergentes. Lo que fue, es, y está omnipresente. ¡Así son las cosas!- señala él.”
“Ella sufre, como expresa el tango, el dolor de ya no ser, que en realidad se multiplica con el dolor de nunca más probar de ser. Padece porque la entrega no es total. Se equivocó al creerla una vez así. Erró al cerrar todas las puertas, o ignorar la posibilidad de su existencia. Quizá también se equivocó al creer que no se puede morir y nacer una y otra vez. Pero sabe, ¡oh, y bien que lo sabe!, que guarda una luz en la profundidad de las pupilas, intocable, adonde nunca llegará quien le solicite tal adhesión que conlleve a la dependencia absoluta. Solicitud que, ni bien surgida y manifestada, es reconocida como imposible de llevar a cabo, pero es tercamente sostenida porque allí reside la razón de la estabilidad. En esa permanente demanda está también justificada su excedida, recargada entrega. Él no lleva luz propia en las pupilas. Refleja lo que las ilumina artificialmente. A veces, la luz de ella. Que está allí, para quedarse y resistir, a pesar de la tenaz voluntad de él de opacarla, de borrarla, de apagarla.”
Hoy por la mañana, frente al espejo, rozando con las manos la aspereza de una barba de tres días, encontré allí adelante dos ojos casi extraños que sonreían, oscuros y muy brillantes, con una luz incontrastable en sus pupilas.
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Texto agregado el 30-05-2004, y leído por 318
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Lectores Opinan |
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30-05-2004 |
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La luz de sus pupilas, se apaga en ella, dominada, herida pero consecuente con su juramento, su promesa. El sabe que no podrá mantener una actitud de tirano, algún día ella volará con sus propias alas. Ella solo dice lo que el quiere que diga, hace lo que solo satisface a su amado, enmudece, cuando él se lo ordena con una gélida mirada, se siente torpe, porque nada de lo que hace está bien hecho, se encandila cuando lo ve partir como un duque, en las mañanas , para los demás, para las demás. Se enfurece cuando para estar a su lado no se preocupa. Lo ama por su especial y talentosa facilidad de palabra que atrapa siempre la atención de los demás, ella solo es una presencia invisible a la mano para descargar la frustración de su vida de insatisfecho ser humano. Un día, ella se va, sin brillo, un dolor de entrañas le destroza el alma y su cansado caminar. Desiertos, ocasos nubosos, tormentas, escarchas, vientos huracanados por mucho tiempo es su camino en busca de esa luz perdida. El goza de su libertad, ella comienza a crecer, su mente se despeja y puede pensar por si sola, se conoce, se descubre y alguien le dice, tus ojos volvieron a brillar. El se mira al espejo, con la barba crecida, solo y sin luz, la luz ya no está, la luz , de su lado, había desaparecido. Una narración que se hace minúscula por su contenido, por su relato, por su argumento, un trabajo bien hecho y para aplaudir de pié. Mis estrellas para tu talento, por el conocimiento de la vida, por los momentos que viví al leerte. Ignacia |
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30-05-2004 |
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Excellent work. Is like a mirror, with a light refracting inside my pupils. “Watching every motion, in my foolish lover's game; On this endless ocean, finally lovers know no shame. Turning and returning, to some secret place inside; Watching in slow motion, as you turn around and say. You take my breath away.” Gabrielly |
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30-05-2004 |
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Estoy de acuerdo con tusitala, es un texto soberbio y muy bien narrado, con estilo y propiedad. A mí me ha encantado, y mis cinco estrellas si que suben al marcador. Bien hecho. Saludos. LoboAzul |
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