Añoro tu ternura que convertía mis días en juegos misteriosos.
La mirada prolongada de tus ojos buscando profundos en los míos,
en el instante previo que un beso te nacía en la boca,
para asaltar de improviso mis labios estremecidos.

Añoro tu andar sereno siguiendo mi viajar apremiado,
como si el tiempo que tuviera por vivir fuese exiguo,
y la distancia que me apartaba de mis sueños,
demasiado extensa para mis pies sin alas.

Añoro nuestros silencios muy largos,
recostados sobre nuestra cama,
con mi cabeza sobre tu pecho fuerte,
mientras tus dedos se enredaban en mi cabello.

Añoro tu presencia en mi vida,
percibir tu presencia a pesar de no verte,
sentir que soy tu mujer, tu hada, tu dulce poeta enamorada.
Añoro …sentirme amada.