Articulo 127
En el momento que se disponía a mover su torre para dar por acabado el juego con un rotundo “jaque matte”, llegó el guardia y con una voz grave, forzada para ocultar su notorio débil carácter, le dijo, termina ese estúpido jugo, que viene tu abogada.
Era una mujer alta delgada de no mas de 40 años el la miro con desconfianza, de hecho sabía que confiar en ella seria tan ingenuo como necesario, el ignoraba que para ella el era su primer caso criminal, hasta el momento solo había tratados problemas de empresas, desfalcos, estafas y cosas por ese orden. Al entrar en la celda ella no pudo disimular su incomodidad aquel lugar, miró las paredes con una pintura roída por los años y por la humedad, el camarote de metal con un colchón que ella calculo no sería mas grueso que un libro de quinientas paginas y una frazada que al mirarla no pudo comprender como alguien podría servirse en una noche de invierno con tan menudo objeto, y por ultimo, no obstante, fue lo primero que percibió el putrefacto olor proveniente del baño en interior de la celda, cuyo habitante había tratado de eliminar sin conseguirlo.
Buenas tardes soy su abogada Gabriela Hernández -le dijo- Se que es difícil para Uds. Pero le pido por favor, para poder ayudarlo de la mejor manera posible , que me cuente toda la verdad.
No se esfuerce ni se preocupe-el le respondió- no me interesa su ayuda, lo que hice fue porque pensé que era lo correcto, y aun lo pienso. Además se que usted... Es una mas, sin escrúpulos, sin pudor un ser cuya máxima, si es que la tiene, reside en la mas absoluta inconciencia. Por favor vallase no puede ni quiero que me ayude.
-Por favor se lo ruego confíe en mi, quiero ayudarlo.
-señorita comprenda no quiero su ayuda, usted me cree un idiota, jamás confiaría en un abogado fiscal, y mucho menos aun sabiendo que usted es la hija Heliodoro Hernández el hombre que acabo de asesinar.
-Por favor no lo nombre, lo hace en verdad difícil para mi. Preferiría que me contara los acontecimientos, el lugar, la hora, el arma, sus motivo para haber matado a la victima, en fin todo lo que sirva para su defensa, porque créame será difícil pero no imposible, se podría decir que ya tengo una cuartada, he analizado bien el caso y no esta del todo perdido, creo que si lo hacemos bien, ganaremos.
El la miro consternado no entendida muy bien lo que sucedía, y sin pensar dijo
-y como me piensa ayudar.
-Tendremos que ganarnos el jurado, asiéndole creer que usted en ningún caso tuvo ni el mas mínimo grado de premeditación en su actuar. Luego, la persona que lo vio salir de mi casa, perdón la casa de la victima, he hecho algunas averiguaciones y había tomado un par de copas de vino, he ahí una gran ventaja, un buen argumento, ¿es posible que un persona con dos copas encimas, quizás tres pueda aseverar haberlo visto esa noche?. También tenemos al portero que...
-no siga – el interrumpió- señorita creo que usted esta algo perturba
-usted lo cree, debo persuadirlo que sin mi no podría ganar, soy su única salvación
-o usted esta loca, o usted odiaba a su padres ¿cuál de ambas?
-Ninguna, yo amaba a mi padre con todo mi ser, fue quien me enseño a vivir. Un pedazo de mi vida se fue con el, ya nada será igual.
-Entonces por que se empecina en defenderme
-Porque me asignaron su caso.
-¡que!
-Si y esta escrito en nuestra constitución capitulo 9 articulo 127 aprobado el 13 de junio de 1981, que toda persona acusada de un crimen tiene derecho a tener un abogado, si no lo tiene el estado le asignara uno.
Y por ultimo nuestro reglamento interno, nos permite rechazar un caso solo en presencia de una enfermedad que lo impida, acreditada por la respectiva firma de un doctor reconocido por el estado de Chile.
Además es mi primer caso criminal.
nif
|