La tristeza eran goterones que caían de los grandes árboles, reacias de llegar al suelo... ... Como yo había quedado sola, tenía miedo, en mi pequeñez, de que llegasen a tocar mi copa. Y así, nos volvimos nuevamente humanos...
Texto agregado el 09-07-2009, y leído por 114 visitantes. (2 votos)