“Soy la resultante de una serie de hechos, unos afortunados, otros, no tanto, son estos últimos los que han marcado mi devenir, a estos últimos les debo todo”
Todavía no llego a discernir si esto es así, o simplemente es la manera que mi subconsciente, perdón, inconsciente, tiene de protegerme del dolor, pero es una frase que siempre viene a mi cabeza cuando la vida decide darme donde duele.
Cierto es que, como reza el refrán, “Los amigos se miden en las adversidades…” pero no tengo tan claro que esa misma vara sirva para medirnos a nosotros mismos. Cierto es, también, que aprendes cuando te equivocas, pero, ¿Y si no te has equivocado? Y aún así todo de desmadra, se sale del cauce que creías seguro, he ahí el secreto, el poder encontrar la perspectiva adecuada, la que te permita pasar la página y seguir con tu vida conservando los buenos momentos, y habiendo aprendido a salvar los malos.
Soltar lastre y volar, explorar y volver a retomar las cosas que quedaron en el tintero e incluso cosas que no sabías siquiera que existían o eran posibles. En definitiva, darse un poco de rienda suelta puede ayudar pero recordando, siempre, que si sueltas demasiado lastre solo podrás bajar cuando el globo se deshinche y entonces la ostia estará garantizada.
Cierto es que una buena bofetada a tiempo puede ayudar, pero este no es el caso que nos ocupa, desde mi inusual y actual punto de vista la cuestión es básicamente mantener el norte siempre a la vista y conservar un poco del lastre, por si la cosa llega a mayores, incluso cuando nos empecinamos en volar en dirección contraria, mientras tengas un sitio al que volver y sepas hacerlo, no habrá más problemas que los habituales.
Así pues, solo queda ser capaz de darse cuenta de todo esto antes de que el lastre se acabe y el globo se deshinche, espero que esto sea la próxima vez, ahora es tarde, así que me pondré cómodo y disfrutaré del viaje…
El Indolente Dubitativo.
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