En el infierno es frecuente encontrarse valijas arrojadas en la basura llenas de dinero real, colchones rellenos con billetes de todas las naciones, donde desde luego duermen los diferentes diablos. Pero el mayor problema es que no existen lugares donde poder gastar ese valor, siendo la única posibilidad acudir al planeta tierra, que es el sitio donde pertenecen esas divisas. Un diablo llamado Federico Oporto, decidió gastar un millón de Euros, que desde hace tiempo tiene acumulado en la alacena en su rara colección de objetos desechables. Que los otros hijos de Lucifer arrojan al fuego sin titubear. Cuando haya un accidente fatal, él habrá de entrar en el cuerpo de algún mortal, de moral descarriada, que hubiera vacante en las inmediaciones. Así fue como en un gran accidente ferroviario que hubo, donde murieron cientos de pasajeros, cuando un muchacho se burlaba del estado de los heridos, e inclusive tomaba pertenencias, sin ayudar en el rescate, haciendo abandono de persona, el tal Federico Oporto conquistó su alma adueñándose de su ser por completo. Lo primero fue olvidarse de su pasado y escapar del lugar dejando a la familia plantada. Pero a la semana de andar por distintos hoteles, casinos, y demás entretenimientos caros, el albañil Edmundo Fajardo le ganó por estrecho margen la pulseada mental de Federico Oporto quien pugna por visitar el cabaret, dirigiéndose de inmediato a la iglesia a confesar sus pecados. Totalmente arrepentido de su comportamiento en el accidente de los trenes, suplicó perdón por su falta de ética, el estaba drogado con Paco no pudiendo medir sus actos repugnantes, muy arrepentido prometiendo no volver a delinquir, jurando a la brevedad enrolarse en la escuela de policía. Como resultado está ocurriendo que Oporto da las ordenes y Fajardo las ignora, no hacen más que correr haciendo ejercicios físicos agotadores, eso si disparar el arma reglamentaria generando peligro, pero finalmente portarse dentro de las normas del bien. Hay que abstraerse de las mentiras cosa que Fajardo consigue, pero el diablo Oporto no logra soportar. Como resultado este hombre se intentó suicidar dándose un tiro en la boca, intento fracasado que le permitió continuar con vida, pero en estado vegetativo.
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