El pueblo se hallaba ignorante de los acontecimientos que ocurrían en la patria, eran muy pocos los que tenían noticias de la lucha por la Independencia que se libraba, algunos creían que los patriotas llamados también insurgentes, eran muy pocos, los embargo un gran deseo de conocerlos, nadie se ocupaba de las operaciones del ejercito libertador en Huaura, solamente uno que otro joven por instinto o por noticias vagas, y generalmente el pueblo ignoraba el estado del ejercito patriota y sus progresos, y así sin el mas pequeño antecedente ni prevención de ningún genero, como a las 10 de la mañana del día 3 de enero de 1,821, llego a la administración de correos, el conductor Luis Ugarte desde Trujillo, despachado por el gobierno independiente que se había instalado en dicha ciudad, a consecuencia del cambio político encabezado por el brigadier y Márquez, José Bernardo Torre Tagle, que era el intendente del departamento, este nuevo gobierno de patriotas, que regia desde Trujillo, había enviado a este conductor unos correos para ser entregados, a las municipalidades Piuranas y de las provincias, con prevención en el sobre, para que se abriesen en presencia de todo el pueblo, y otro dirigido al comandante militar de Talavera, José Valdez, sujeto de carácter capacidad y valor, y otro al comandante general de la costa, el brigadier Joaquín German, hombre inactivo y pusilánime, otro correo para el comandante de batallón de línea, José Maria Casariego, que guarnecía la ciudad, y una carta particular para Casariego, del mismo Torre Tagle, invitándolo para que tomase partido, el administrador recibió el parte traído por el conductor de correos, y con el amanuense de la misma oficina esperaron, pocos momentos después, se apersono el comandante Casariego a la administración de correos, en donde previno al administrador, entregase al sub. delegado interino, Pedro de león, presidente de la municipalidad de Piura el pliego rotulado a ella, y que reservase los demás en la estafeta de correos, hasta segunda orden, luego Casariego y el administrador de correos Sr. Valle, que eran muy amigos, se enfrascaron en ver la conducta que se debía observar en esas circunstancias, y con la madures que caracterizaba al Sr. Valle, le recomendó que si no quería hostilizar al pueblo, y si estaba penetrado de la opinión general, dejase obrar al pueblo libremente, para que fuera cual fuese su modo de pensar, no debía en ningún caso emplear las armas, ni envolver al pueblo pacifico en desgracia, mucho menos si hacia fuerza en su animo la poderosa reflexión de que pronto el general San Martín fuera el libertador del Perú, Casariego repuso que la tropa no se plegaba al movimiento de Trujillo, que esto era aislado y efecto solo de un despacho de Torre Tagle, que el general San Martín había sufrido reveses de consideración, que no podía menos que obligarlo a regresar a Chile, porque el ejercito Español era formidable, leal valiente y aguerrido, y que su batallón le pedía a gritos marchar sobre Trujillo, y castigar la traición de Torre Tagle, a esto respondió el administrador Valle que hiciera lo que conviniese, pero que viera las cosas sin pasión.
Pasada esta conferencia se dirigió Casariego, a los cuarteles de la plaza y el carmen, formo las compañías que había en ellas, las proclamo, anunciándoles su resolución de marchar sobre Trujillo, vivo al rey, los municiono, estableció retenes, prohibió la puerta, entusiasmo a los soldados, los incomunico de sus familias y los puso en actitud hostil, amenazante, hasta les ofreció premios a la tropa, en el caso que el pueblo quisiese adherirse al levantamiento de Trujillo, situó 4 piezas de artillería, y puso un piquete de caballería compuesto de 12 a 15 hombres a cargo de los sargentos, Estrada y Prada,mientras todo esto sucedía el pueblo que ignoraba todo y no sabia a que atribuir tales preparativos, empezó poco apoco a llegarle las noticias del levantamiento de Trujillo y a penetrar lentamente en la población, sumado a esto las providencias hostiles de Casariego se fueron propagando, y los habitantes fueron irritándose por grados, y recreciendo en ellos el odio a los Españoles, como a las 10 de la noche se pusieron carteles en las esquinas, convocando al pueblo para las 8 de la mañana del día 4 de enero, para la apertura del pliego, remitido por los alzados patriotas de Trujillo, señalando al efecto al convento de San Francisco, por ser un punto mas independiente y separado de los cuarteles, en horas de la noche hubo conferencias en las casas del Sr. León y de don Juan Carrasco, en la primera ocurrió una disputa entre el comandante Casariego y don Manuel Dieguez, el que termino por decirle a Casariego, que con la fuerza que tenia en sus tropas, podía reducir a polvo toda la población, pero que no le reportaría ninguna gloria, sino solo se cubriría de oprobio y de ignominia eternos, y que se vomitarían legiones de demonios, a vengar la sangre de pacíficos e indefensos pobladores, en la segunda conferencia se acordó entre los concurrentes el modo como debían conducirse en el acto al que se les citaba, pero no falto uno que le paso al brigadier German, una lista de los sospechosos, y el Sr. vicario de la provincia, Thomas Dieguez, se excuso de asistir con su clero, y se acordó una rogativa en todas las iglesias, desde la mañana en la que debía tener lugar la reunión popular
Entre tanto reinaba en toda la población una extraña quietud, que parecía imperturbable, a eso de las 12 de la noche José Manuel López y Ventura Raygada y otros jóvenes patriotas, comenzaron a moverse, para promover modos de secundar el alzamiento de Trujillo, pero sin un plan y una cabeza que articulara, no pudieron hacer mucho, algunos viejos artesanos que tenían ascendiente en la población, entre los cuales se encontraba el maestro mayor de carpintería y sargento de batallón, José Antonio Vilela, que en esa circunstancias y demás lances peligrosos, se condujo con entusiasmo heroico, y así amaneció la población, que casi no durmió, el pueblo estaba dispuesto a todo, menos los Narigones que eran Godasos, el comandante Casariego llamo al sargento Vilela, y procuro intimidarlo, le dijo cuidado Vilela primero tu rey, amenaza que Vilela ignoro, el pueblo después de un tiempo por su lealtad y firmeza le hizo capitán del ejercito patriota, que fue confirmada por el general San Martín, y mas tarde se le confirió la clase de mayor y el busto del libertador.
Y así apareció el sol, anunciando con sus fuertes resplandores la gloria con que había de cubrirse el pueblo Piurano en ese tan peligroso como fausto día, era la primera vez que se presentaban a una empresa tan ardua y arriesgada y que recordaran con "orgullo", porque a ella se deben sin duda los gloriosos sucesos posteriores de nuestra emancipación, hasta la inmortal jornada de Ayacucho.
Desde las 8 de la mañana del día 4 empezó a concurrir el pueblo al punto indicado, el convento de San Francisco, y una lúgubre plegaria se oyó en todas las iglesias, fuera en las calles algunas mujeres gritaron espontáneamente por las ventanas del cuartel, improbando a los soldados su conducta de estar adheridos a los Españoles, como a eso de las 11 de la mañana ya había un considerable numero de gentes del pueblo de todas las edades y sexos, que ya llenaban las calles, las disposiciones hostiles de Casariego, las bravatas de algunos Españoles imprudentes, empezaron a inflamar los ánimos, cuya exaltación y coraje era contenida por patriotas prudentes y pedían paciencia, para ver el resultado y proceder después bien cargados de razón, con mas justicia.
En ese estado de efervescencia el pueblo, y la actitud amenazante de la tropa, se abrió la sesión, presidida por el subdelegado interino Pedro de León, algunos cabildantes, muchos vecinos propietarios, artesanos y publico en general, se abrió la discusión y el comandante Casariego expuso que ya habiendo un numero grande de pueblo presente se debía proceder a la apertura del pliego, fue impugnado por don Manuel Dieguez, fundándose en que la prevención puesta decía que se abriese en presencia de todo el pueblo, y que siendo parte integrante de el, los soldados debían concurrir como ciudadanos a este acto, lo que tuvo por resultado que el comandante Casariego diese ordenes para que compareciese la tropa, se comunique a los cuarteles, el pueblo se alarmo ante este pedido, muchos se opusieron a esto, un joven Buenaventura Raygada grito con intrepidez, que vengan aun con sus bayonetas, que nada podrán hacernos con ellas, hacia un tiempo se habían armado muchos, el general German y Casariego se levantaron para traer a la tropa, pero un zapatero llamado Manuel Mendiburo, hablando con previsión oportuna, levantando la voz en medio de la multitud, dijo que no salgan, German ni Casariego, que se queden en su lugar a los resultados de su tropa, esta voz providencial, puede decirse celestial, fue repetida simultáneamente por el pueblo de un modo imponente, y al oírla perdieron su color ambos jefes y volvieron a sus asientos, los soldados empezaron a llegar al acto, y se les pregunto si asistían como soldados, o como ciudadanos, contestaron unánimemente a voz en cuello que como ciudadanos, y sucedió un viva general del pueblo, y los soldados empezaron a tirar sus gorras por los aires, y otros las rompieron, de este modo tan raro, como portentoso y providencial, quedo disuelto los batallones, y las armas con sus jefes se trasladaron al poder de los patriotas.
Se abrió el pliego que era una proclama de Torre Tagle, excitando al patriotismo de los pueblos, para unirse en esta lucha común contra la dominación Española, que cargaba sobre el pueblo, explotación e injusticias, luego surgió la pregunta, !quieren o no plegarse al levantamiento de Trujillo! el pueblo quedo en un profundo silencio, que apenas se percibía la respiración de los concurrentes, pero vueltos a preguntar por el Sr. Dieguez, contestaron por unanimidad, que se unían en todo al pronunciamiento de Trujillo, adoptándose desde ese momento el sistema proclamado por el intendente Torre Tagle y protegido por el ejercito libertador en Huaura, a cuya aterrante voz para los Españoles, contestaron las campanas del convento de San Francisco, con un repique que se hizo general, este acto concluyo como a las 3 de la tarde, y seguía el repique general de campanas, solo ocurrió una novedad a un cabo de batallón llamado Macario Gómez, que en estado de embriagues, intento hacer una reacción en el cuartel el carmen, tomo un sable de la guardia de prevención, y acometió al primer centinela puesto por la patria, quien en su defensa le hizo un tiro, y con la bayoneta le calo entre tetilla y tetilla, lo prendieron, por consiguiente, el nuevo jefe militar don José Maria Arellano dispuso, reforzar las guardias con voluntarios, armar un piquete de caballería, y de igual modo se establecieron patrullas de a pie y a caballo, al mando de ciudadanos voluntarios, para conservar el orden.
Como a las 5 de la tarde, se anuncio la jura de la Independencia por un bando, el mas solemne visto en esa época, se hizo una salva de 21 cañonazos, que se repitió en 7 puntos distintos, luego se publico en cada esquina, no puede pintarse con exactitud lo vivido, ni es posible tener una idea ni aproximada, del entusiasmo que desplegó el pueblo, lo manifestaron a porfía, cada cual a su modo, la iluminación fue grande hasta el amanecer, lo mismo que las diversiones a las que se entrego el pueblo, con orden admirable, el día 6 de enero se juro la Independencia en esta ciudad, fue saludada su aurora con una salva de 21 cañonazos, y solemnizado el juramento, con una suntuosa misa de gracias, con Te Deum y salvas, la concurrencia no cabía en el templo, todos con escarapelas de la patria, hasta oficiales Españoles que habían tomado partido por el Perú.
Así se proclamo en Piura, la Independencia, sobre miles de bayonetas, con un ejercito en Cuenca que avanzaba hasta Loja, al mando del coronel Gonzáles, y otro con miles de soldados en Lima, al mando de generales que serian vencidos en Ayacucho, que sellarían la Independencia del Perú, hasta hoy que nuevamente realicemos nuestra segunda Independencia, y nos despojemos de los traidores y los corruptos.
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