El rostro enterrado en el diario
hace contorsiones diferentes,
las manos acarician el papel
en el que se imprime la fantasìa que duele.
El tiempo se escurre
entre cuerpos sin sitio,
entre miradas superficiales
que resbalan en lo cotideano.
Sentado en un espacio sin dueño
escuchándo el zumbido de voces
en una biblioteca pública,
en un quiosco de venta de revistas,
en un café bajo la lluvia...
ahí lo he encontrado invisible.
No me despedí de él,
quizá no tiene importancia
por que su tímida risa
es ahora parte de las cosas
que nunca dejan de existir.
Texto agregado el 08-07-2009, y leído por 905
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
08-07-2009
Hermosa poesia, pero tu biografía me toco las fibras de mi ser le envío un abrazo a tu hermanita en el cielo... saularte
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login