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Inicio / Cuenteros Locales / gusgabriel / La historia de la hija de la señora C.

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Prólogo

Esta historia que narraré, ocurrió hace cierto tiempo marcando de alguna manera un momento crucial en la vida de los verdaderos protagonistas: Fundamenta y definitiva.
Pero haré una salvedad: La relataré en primera persona (como si lo que contare me hubiese ocurrido a mí), para de alguna manera salvar el anonimato de los verdaderos autores.
Fue un verdadero escándalo, en la denominada sociedad patricia y clásica de Buenos Aires, que se comentó solo en los salones y las reuniones pero siempre en vos baja y solapadamente.
Si bien ello marcó la noticia de la familia C… un tiempo ciertamente largo, luego otros acontecimientos mayores o menores cambiaron el ángulo de esta historia, hasta casi hoy ya olvidarse.
Se inició la historia a mediados del 72 y por título la denominaré:

“La hija de la señora Ca...”.

Corría un tiempo diferente en la Argentina en donde se podía vivir casi sin sobresaltos.
Es por ello la juventud en su gran mayoría, gozaba de un buen trabajo y un futuro para nada, hipotecado...
Mi madre que para ese entonces ayudaba en la economía de nuestra casa, lo realizaba transformando telas en vestidos de jerarquía, pues había aprendido el oficio de joven en una casa de gran notoriedad.
Últimamente por razones de no necesitar tanto el dinero en casa, atendía solamente a sus más antiguas clientas que ciertamente por el tiempo y los trabajos realizados, habían pasado a ser amigas más que, clientas.
Clientas que en un principio solicitaban los servicios solos para ellas, eran en esos años mujeres relativamente jóvenes que en el tiempo, fueron trayendo a hijas ahora convertidas en mujeres.
Así empieza ésta historia...

La señora Ca, quien por razones obvias omitiré completo su apellido era una mujer que había pertenecido a una de la familia más distinguida de la zona del Barrio Norte.
Su apellido aun se lo consideraba como un apellido patricio e influyente, hasta casi políticamente.
Pero con el correr del tiempo y la muerte de su esposo también de su primer hijo en un accidente en una ruta dos muy cerca de Mar del Plata, había visto menguar su capital económico casi hasta su extinción.
Malos negocios, demasiados asesoramientos en lo económico no muy claros y de alto costo, más un viaje de casi dos años por el exterior, deudas acumuladas y el mal manejo de la herencia recibida, hicieron que tuviese que vender los únicos ingreso genuino.
Dos campos en el oeste de la provincia de Buenos Aires.
Campos que fueron valuados en cientos de miles de pesos en esa época ya que estaban situados en la mejor zona del oeste argentino.
Pero pese a ese tremendo revés económico, en ésta mujer no ocurrió así con su aire de descuello que aún tenía y ciertamente por demás.
Para mi madre esa condición le caía de parabienes porque nunca regateó las confecciones que ella realizaba para la señora, pues la señora C. consideraba el solo efecto de pedir una rebaja era una ofensa, para su actitud de vida.
Pero ciertamente mi madre no le cobraba mucho sabiendo de su condición actual de vida.
Pero si a ésta mujer se la tratara con detalle y sencillamente, era muy simple y muy humana.
Y ella también sabía que en mi madre, podía encontrar una verdadera amiga por vida.
Al menos esa era la faceta que mostraba con mi madre y yo estoy seguro que no era una pose.

Una tarde que yo había regresa hacía unos minutos de tomar exámenes de ingreso de un colegio del gran buenos aires y ya cercano la finalizacion de los cursos de los alumnos del año, golpeó a la puerta de casa la señora C...
Ello no era una novedad hacia dos semanas que había estado pero en ésta ocasión, lo hacia acompañado de su hija a quien llamaré, Mirta, para subrayarla en el relato.
Después de saludarla lo más cortésmente a la señora C... me presentó a su hija, orgullosamente.
Gustavo, me dijo ella es Mirta alguna vez ha venido hasta aquí.
Me impresionó de inmediato.
Era una mujer al parecer delicada en extremo y mas con ello ciertamente muy bonita, de no más de veintidós años, muy bien llevados.
Elegantemente vestida de composición sobria y a la vez dejando dibujar una fuerza increíble en un vestido que para cualquiera pasaría desapercibido, pero que en ella acentuaban sus rasgos, lo hacían vital y enérgica.
Una piel suave, en extremo cuidada cerraba a una mujer perfecta.
Un vestido alegre, muy de moda en esos años, se ceñía casi a la perfección sobre un busto.

Ella de alguna manera se sorprendió de verme.
En verdad nos habíamos visto hacia unos años, pero en ese tiempo ella reflejaba una adolescente simpática e irresponsable.
También la volví a ver, a la muerte de su padre.
Empezaba a cambiar allí de forma, se había hecho ya una pequeña mujer pero claro no le presté atención en esa circunstancia.
Y después en un par de oportunidades cuando preparaban el viaje a Europa por dos meses, pero que en realidad duró casi dos años, dando paso a la mujer que ahora yo descubría.
Después de ella, solo supe a través de comentarios de mi madre, sobre tal o cual cosa que ella habia emprendido y al tiempo abandonado.
Sabia ella que era soltero, uno en serlo empecinado y algo mujeriego, pero de gran corazón.
Pues de ello era lo que más hablaba mi madre y con la madre.
Además de alterar los nervios de mis dos hermanas.
Mirta para nada disimuló igual que yo, la sorpresa de encontrarnos después de un tiempo.
Nos quedamos quietos y callados observándonos, reconociéndonos.
La madre de Mirta al ver la reacción de ambos, interrumpió ese momento (uno de los más bellos de mi vida), entre sorprendida y celosa que su hija se dejara admirar de esa manera
Y se entregara sin dejar de mostrase esquiva, a un extraño.
Y que ella de algún modo, me correspondiera.

Es Gustavo, el hijo de Elena dijo como para romper esa comunicación mágica y vivaz la madre de Mirta.
Si claro que me acuerdo de él, mamá.

Supe, de él y de sus cosas por lo que cuenta Elena, su madre.
Además... sé que es un eterno esquivo al casamiento. Lo vi en el velorio de su padre...
Y un par de veces más, pero él... Aparentemente en esos casos... No me prestó mucha atención como ahora.
Dijo riéndose.

Ello me hizo sonrojar, pero de alguna manera exaltaba justo el punto que quería resaltar esa tarde,
Mi atención sobre ella... era más que de admiración.
Al rato de ese dialogo nervioso llegó mi madre, como siempre en forma apurada.
Había estado preparando su taller para la visita acomodando algunas cosas como hacia siempre a ultimo momento
Se saludaron y las tres partieron hacia el taller.
Alcancé a distinguir entre la esperanza y mi excitación, un adiós de parte de ella, cuando ingresaba al mismo.
También creí haber notado que sus ojos esos negrísimo y vivaces ojos, que se unieron a los míos.
He visto a una mujer excepcional, me dije:
Y presentía que ello era un antes y un después en mi vida.
Me había enamorado de Mirta así y de esa forma, sorpresivamente
Pero creo, definitivamente.

Pasaron los días y desesperado que ella viniese de nuevo, no pude con mis nervios y ansiedad.
Le pregunté a mi madre cuando sería la próxima prueba.
De alguna manera mi madre arqueó sus cejas y me miró fijamente.
Me conocía y sabía que me había propuesto...
Si que lo sabía y era intervenir en la vida de Mirta.
Gustavo, cuando mi madre me decía Gustavo cambiando su tradicional Gus...
Lo que vendría sería serio.
Y lo fue:
¿Sabes, que vestido le estoy haciendo a Mirta?
No, le contesté pero seguro para las fiestas de diciembre, las navidades, están prontas.
No, Gustavo, le estoy haciendo el vestido de compromiso y de novia.

Debo haber cambiado mi cara, en eso siempre me caractericé aun hoy que el tiempo no me enseñó a disimular las emociones, hay ciertos gestos que jamás se me borrarán y ello me delató siempre a atontas y ciegas.
Lo lamento, hijo sí ello, no lo sabias.
Y lentamente mi madre se retiró a seguir su labor, pero al igual que la vez pasada con Mirta, al entrar al taller me miró.
Y yo claramente creí distinguir esta, ves una cara de desconsuelo en ella.
Mi madre me había cortado todas mis esperanzas
Y ella lo sabía.

A los dos días llegó a casa y me alegré
Había escuchado una voz muy familiar, desde el taller de mi madre
Sabia que era la de ella y también escuchaba a mi madre, pero no así la voz tan característica de la señora C...
Llegué en silencio y bien pegado a la pared del taller
Estaba totalmente iluminado en su interior asi que era facil esconderme en la oscuridad del amplio pasillo.
Quería verla, pero no sabría que ocurriría con ella.
Una vez que me acomodé dé manera que no me podrían descubrirme, distinguí a mi madre de rodillas frente a ella.
Estaba trabajando en el vestido de novia tomándole el ruedo, con alfileres.
Mirta se alisaba el manto blanco que caia sobre su cuerpo cuando levantando la cabeza me descubrió.
Pero al verme no se sorprendió, ni tampoco me saludó como revelando mi presencia ante mi madre, siguió tranquilamente alisándose el vestido y de a ratos me miraba fijo. (Meses después me dijo él porque en ese momento no delató mi presencia).
Me ruborice de ser descubierto e instintivamente quise irme pero ella, me miró fijo moviendo la cabeza como diciéndome, no.
Y mi madre y ella siguieron en sus cosas.
Y yo tontamente observándola
Mirta respondía a las preguntas de mi madre como consultándome con la mirada si tal o cual arreglo, a mi me gustaba.
Yo le decía si o no, como si realmente supiese de moda, pero ella mágicamente no me cuestionaba con la mirada, sino aceptaba diciéndole le parece así, mejor de ésta manera, señora Elena mirándome si así me gustaba.

Quien de ser espectador y nos hubiese observado definiría esta situación como una anormalidad total fuera de toda razón y lógica de ambas parte tanto de la mía hurgueteando en su intimidad como la de ella permitiéndolo pero hay ciertas circunstancias que a los hechos definitivamente sensatos se convierten en una irrealidad, tan payasesca.
Cuando mi madre, se levantó del suelo al terminar la labor de ese día, Mirta cambió de actitud.
Y yo me escondí un poco más en el interior del pasillo.
Empezó a preguntarle si los cambios por ella solicitados se diferenciaban mucho del que originariamente habia sido elegido de la revista de moda por su madre.
Un no, de parte de mi madre hizo que Mirta se mostrara más segura, al fin es tu gusto le respondió mi madre.
Cuando sí se dio por terminada la sección, ella en voz alta preguntó cuando debía concurrir a la última prueba
A una respuesta simple de parte de mamá, ella aclaró.

Ese día Elena, vendré...
Antes de entrar a la facultad para después al salir de la facultad iré a estudiar al departamento, de Mariela
Pasaremos la noche preparando el final de una materia.
Mamá ya lo sabe, además es la ultima materia de éste año.
Y es fundamental que la rinda en marzo.
Y con esto del casamiento casi no estudié.
Ya lo arreglé también con mi novio en esa noche, Marcelo aprovechará para festejar con sus primos y amigos el fin de su soltería, en un campo de la familia en Dolores.
Mi madre, entre desorientada y asustada le escuchaba embelesada.
Comprendí que era una clara alusión para mí.
Descartaba que ella me hablara en tercera persona, sobre ese día de prueba.
Y así cuando mi madre le dijo lista Mirta, cámbiate...
Ella se quedó por un tiempo enfrentándome...
Exhibiéndome su cuerpo.
Lo hizo adrede, solo de ello tomé conciencia unos segundos después, estaba mostrándose ante mí por primera vez.
Sin dejar de mirarme, se quitó el vestido de novia, con cuidado de no deshacer los arreglos de mi madre, y al hacerlo pareció ante mi vista un cuerpo perfecto
Un corpiño resaltaba en su cuerpo levemente tostado a la moda.
De color blanco era su corpiño y bordado a los costados, blanco como para no resaltar en el vestido de novia que esa noche usaría.
Al rapo Mirta lo cubrió con una camisa liviana de verano que se empezaba a colocar muy breve y ajustado al cuerpo.
Al dejar el vestido sobre el suelo, que para que no se ensuciara mi madre había extendido una sábana quedó simplemente en bombacha y su camisa ya colocada.
Su cadera admitía una bombacha que en ese momento de color blanco tambien calzándole muy justa y que no se notara mucho sobre el vestido que se empezaba a colocar.
Mientras se vestía, me miró:
Al hacerlo usó una combinación desafiante en sus ojos.
Como buscando mi aprobación o mi rechazo me dijo con sus ojos casi mágicamente
¿Te gusta lo que ves?
Le dije que era hermosa en señas...
Ella sonrío.
Me atreví a un acto desesperado, en señas le hice comprender que le quería en la calle.
Ella observó a mis señas con una respuesta que me asombró:

Abordó a mi madre que de espaldas a ella acomodaba el vestido de novia sobre una larga mesa, pero al hablarle me hizo una seña.
Interpreté la misma como que me quedara y escuchara:
Elena, para ir a la plaza Flores.
¿Cómo debo hacer?
Sigue derecho por la calle que viniste y al llegar a Rivadavia das vuelta a la derecha, le contestó mi madre.
Así se llega al bar de la calle Rivera Indarte y Rivadavia.
Si, Mirta dijo mi madre.
Bueno gracias.
Allí me esperan.
Y me sonrió

Salí apurado y en silencio.
Ella dejó el prudencial espacio de tiempo como para que mi presencia no fuese advertida por mi madre.
Lo calculó exacto porque pude apreciar al cerrar la puerta de calle, ellas salian del taller.
Nos encontramos sin muchos preámbulos en la confitería
Ella fue rápida y directa después de tomar el primer sorbo de café
No sé si lo que hago esta bien, solo sé que lo quiero hacer y por lo que veo tu también, Gus
Pero nos tendremos que jurar que ello solo ocurrirá una sola y única vez, mas adelante te contaré porque ha de ser así
Ahora y el solo efecto estar aquí para mí es peligroso.
Pero no deja de ser interesante para ambos.
Gus, dijo: Nos veremos el jueves.
Ese día nos amaremos.
Ya lo he decido.
Para eso te llamaré el miércoles un día antes
Y con ello te diré en donde pasaremos la noche.
¿Es lo que lo dos queremos?
¿No es así, Gus?
Solo una noche, entera para ambos.
Me admirara que Mirta fuese tan liberal, tan directa
Y después te irás, Gustavo prosiguió diciéndome...
Lamentablemente ésto deberá ocurrir así.
Bueno si tú quieres que ello ocurra asi, Mirta lo será le dije
Y ella prosiguió hablando:
Te marcharas Gus a tu casa y...
Yo me quedaré esa mañana a esperar a mi amiga en esa casa.

Mirta, le dije y con ello alcance a callar el ritmo de sus palabras:
¿Estas segura que ello irá a ocurrir tal, como tú lo planeas?
Que después de ello, los dos seremos igual al momento de empezar las cosas.
Ella me miró, al menos eso no estaba en sus planes.
¿Puedo preguntarte algo, Mirta?
Sí claro, Gus
¡ Me usas para vengarte de él?
O me parece que es un simple capricho en vos, con un despecho mayor para tu familia y tu madre en especial.
Ella calló, se hizo evidente que algo así estaba ocurriendo en su vida.
Además, te has puesto a pensar que me usas para una venganza personal hacia tu futuro esposo.
Gus... que simple y compuesto eres...
Hace tiempo que nos conocemos, en realidad Gustavo, nuestras familias que se conocen.
Al principio algo displicentemente con un contacto social, leve, claro.
Al tiempo te conocí y aprendí a quererte por las cosas que me contaban tu madre, tus aventuras y el cariño que le dispensabas a ella y a la familia.
Eso me irritaba, me ponía nerviosa que acudieses a otras mujeres cuando solo en mi veías a una nena caprichosa
Supiste con tu peculiar forma de ser en mi despertar un deseo en mí Gustavo.
Al principio de curiosidad luego de saber de ese hombre que amaba tanto a una mujer tenía sus ratos cariñosos con su madre y su familia, debía ser especial.
Alguna vez me cruce con alguna amante tuya y me dijo como eras, te acuerdas de Patricia, ella me hablo mucho de ti
En algo más se convirtió tu presencia
Te deseaba.
Ahora ya mujer estas mas presente, en mi
Siento celo de las con quistas tuyas.
Té vi como hombre.
Ahora Gus, te deseo.
Gustavo aunque todo esto te suene ilógico
En mi tiene un sentido definido.
Me excita como una primeriza, el solo saber que en mi fin de soltería te tuve de amante...
Gustavo el hijo de Elena.
Gus, ya mi futuro está hipotecado con un hombre al que no amo.

Y que me debo casar
Tiene que ser así.
Ese hombre se llama Marcelo.
Algún día lo amaré...
¡O no!
¡Cambiará mi imagen sobre él!
¡O no!
Pero Marcelo, es el puente mágico y real para que en pleno siglo veinte, para que él nos salve.
Para que mi hermana y mi madre... puedan seguir en la casa de Belgrano, sin venderla.
Más con ello también sin sobresaltos ya económicos.
Y para que a mí no me falte nada.
También me asusta el no poseer un futuro fuerte y real que de alguna manera de sosiego a mis cosas, a lo que estoy muy mal acostumbrada, Gustavo.
Pero también hay una cosa.
El amor.
No existe en la actualidad y como dice mi madre...
Vendrá, algún día llegará.
¿O, no?
Pero me da igual.
Por eso Gus.
Lo nuestro un poco de irrealidad que no es forzada.
Suena a natural, con respecto a mi propio destino.
Para mí, porque al quererte amar sin que me lo hayan propuesto nadie...
Es como realizar mi propia vida.
Mi propio deseo, de ser poseída por otra persona que de mí solo buscó lo más simple:
La pasión.
Y mis cosas simples
Y no la calentura de tener un cuerpo, para exhibírselo ante sus amigos y regodearse de mi apellido, aunque de nosotros, solo queden un montón de hipotecas de firme ejecución.
Él sentirme deseada por ser mujer y por mi pasión,
Eso es lo que busco.
El otro día Gus, al admirarme y al hacerlo de tal modo
Me hiciste sentir en mi sexo, la pasión del deseo.
Sé y claro que lo sé, que me deseas, tal como soy
Así es la vida, por supuesto...
Gus la puta vida que llevamos personas como yo que son cobardes en el fondo y que no quieren vencer, la monotonía de sus cosas.
Y por supuesto
Que se dejan llevar por contexto de vida ya arcaicos.
Por modales refinados y elegantes, que cubren la miserias de nuestras propias vidas
De formas elegante pero de actos que son cuestionables, para tapar la miseria de muestra propia vida
Y que no hacen caso, de esa vida relativa vacía.
Metiendo mano a cualesquiera cosas para que en su entorno todo mejore.
Porque Gus aunque no lo creas.
También yo deseo en el fondo una vida simple, con un hombre que se caliente antes de entrar a la cama junto a mí y no sienta que se acuesta con la envidia de sus amigos o sienta que se lleva a la cama a un cuadro o cosa que pudo comprar con el dinero que tiene.

Porque desde chica nos criaron con esa condición, invirtiendo en colegios pagos y alternado entre canchas de polo y barrios privados, en busca de nuestro similar de sexo opuesto
Para que en la cama se metan dos sexos diferente pero en el entorno social ambos sean igualmente de linaje
Cuestionando la pobreza como una respuesta a una vida desordenada de los demás
Y que por supuesto...
A nosotros eso no jamás nos pasaría, porque
No somos negros
Ni deslustrados
Y por el contrario:
El mejor resto de la sociedad de la Argentina.
La hipócrita vida que lleva mi madre, mi hermana y yo.
Y de momento necesitamos de ese dinero
El de mi futuro esposo. Ademas por supuesto el escalafón social que nos conlleva ello.
Aunque en casa todo sea cartón pintado,
Él lo transformará en cerámica de fina calidad.

No creo ser la única que le ha pasado por esto
Ni seré la última.
Pero sí
Todo ello es una consecuencia de esa maldita forma que tienen de desempeñarse las familias elegantes, de una sociedad patricia francamente en decadencia.
Pero a esto yo no lo cambiaré,
Ni mi madre
Solo lo toleraremos en cuanto nos dé el nuevo poder de mi familia.
Porque a partir de mi casamiento iré a formar parte del engranaje pero más aceitado por el dinero de Eduardo.
Entiendes ahora Gus porque algo de lo que iremos a hacer tiene sentido
Al menos para mí, es una necesidad antes de pasar a ser prostituta de mi propio marido.
Ahora adiós, y no me beses
Solo despídeme, desde la mesa.
Como a una conocida, tan solo como ello y no como tu futura amante.

Hubo de haber pasado gran parte del día, y ella aun no había llamado.
La esperé en la mañana, luego me dije ha de ser a mitad tarde, y encontrándonos todos juntos cenando sonó el teléfono.
Me adelante a la intención de mi padre de atenderlo, le fastidiaba de sobremanera los llamados mientras cenamos así que voluntariamente me levante.
Y él lo agradeció con un gesto y siguiendo cenando.

Hola dije casi ahogado por el deseo de que fuese ella.
Gustavo, que suerte que atendiste...
No sabría que decir de haber sido alguna de tus hermanas o lo peor tu madre
Te lo hago rápido estoy en un teléfono publico y salí a comprar algo.
Aun desde temprano esta Marcelo, con mamá
Están organizando la fiesta y la luna de miel, sabes Gus...
¡Que lejano me suena todo ello!.
Mi hermana salió así que me ofrecí para las compras
Y ésta noche se queda Marcelo en casa.
Gus querido Gus:
Mañana a las seis de la tarde espérame a la salida de la facultad.
Sobre la calle Cramer.
Gus párate enfrente de la librería la que está a la mitad de cuadra
Se llama Pitágoras.
No vengas hasta allí con el coche ni lo estaciones sobre la calle Cramer
Sería muy evidente que suba a tu coche.
Muéstrate paradito allí, solo hace ello.
Yo te seguiré cuando te vea, ya que estaré parada en las escalinatas de la facu,
Te haré una seña al verte y te seguiré...
Por detrás.
Al coche estaciónalo en el garaje de la mitad de cuadra sobre la calle Mendoza...
Allí dentro del garaje subiré a tu coche y saldremos.
Entendiste, Gustavo.
Sí claro, Mirta.
A las 18 no me falles Gus, no lo hagas por favor.
Es nuestra única oportunidad.
Te tengo ahora que cortar. Ya llevo tiempo fuera de casa
Y estuve esperando por largo tiempo que se desocupara el puto teléfono.
¡Sabes, Gus!.
Estoy muy ansiosa de lo que ha de sucedernos.
Bueno Mirta así ha de ser.

Amaneció lloviendo y aun siendo verano éstos días a mí siempre me parecieron espantosos.
En parte se complicaba nuestro plan o mejor dicho el de Mirta, porque hasta ese momento yo no había tenido que resolver nada.
Ni siquiera el lugar
Pero si bien la lluvia era un factor que no hubiésemos previsto, esto nos daba la complicidad de alejar a cualquier curioso de nuestro entorno.
Cuando llegué un poco antes de las seis de la tarde, descubrí con alegría que el negocio tenía una amplio toldo y por suerte habia una vidriera que tenía libros en su interior
Aproveché las circunstancias para hacer que curioseaba las novedades literarias.
Fue puntual Mirta, o el fin de la clase.
A las seis salió del edificio, junto a una amiga
Hablaron un segundo en donde ella me distinguió y alcance a leer en sus labios,
Un hola y...
Espérame.
Luego de un corto dialogo con la amiga, éste le entregó algo en sus manos, Mirta enseguida lo guardó en su cartera y mirándome hizo un movimiento con su cabeza como para que empezara a caminar hacia la calle Mendoza.
Cuando estaba pagando el estacionamiento, ella por detrás me abrazó.
Gus que suerte viniste, dándome el primero de una serie de besos.
Sentí por primera vez esos carnosos labios dispuestos y tomándola del brazo, le dije.
Vamos, al coche Mirta.
Sí cariño.

El lugar en que nos amaríamos era un departamento chico, decorado muy sencillamente en barrio de Chacarita a escasas cuadras de allí, a tres cuadras de las vías del tren, sobre la calle Corrientes.
Lo alquilaba la amiga de Mirta que había nacido en Junín donde en la actualidad vivían sus padres y hermanos.
Mirta con anterioridad en la mañana había encargado una cena liviana, vino blanco, un sencillo postre y una botella de champagne de buena cosecha y marca.
Cuando llegamos, ella se dirigió directamente a la cocina para cerciorarse de que todas las cosas estuviesen en su lugar.
Y luego de asegurarse, me invitó a descalzarme y sacarme la ropa que estaba algo mojada.
Ella que lo había hecho con anterioridad al venir de la pieza y al dirigirse al baño me dijo:
Gus estate cómodo y deja de preocuparte por mí.
Al fin y al cabo yo tomé la iniciativa...
Y la más perjudicada sería yo.
Y me ves...
No veo la hora de cenar y empezó a reír.
Yo me voy dar un pequeña ducha y vengo cariño, no me extrañes...
Pero antes de entrar al baño, mientras se quitaba su remera descubrí sus senos, por primera vez
No usaba corpiño esta vez y me dijo al verse abservada:
Sí... pero después. Ahora, Gus... tengo hambre si.
Dispone algo de música, el equipo esta al costado del modular.

Cenamos como un matrimonio en su primera cena y en su casa.
Planeando nuestras cosas que eran elementales, como las horas que duraría nuestra escapada, como si tuviesen futuro.
Mirta amaba a los chicos pero tenerlos bajo ese criterio de vida que llevaría se le hacia imposible a ella, los hijos pensaban llenarían un espacio vacío y no un complemento a la felicidad del matrimonio.
Se iría me comentaba a vivir a Palermo cerca de la avenida Sta. Fe a una cuadra del botánico, ese departamento herencia del abuelo de Marcelo, formaba parte del regalo de bodas.
Ella al final de la cena, mientras terminábamos el postre con cara afligida me confió:
Marcelo, se me hace imposible Gus.
Ayer se quedó a dormir, mi madre haciéndose la pelotuda le dio la pieza que era de mi hermano.
Aparatosamente nos dijo después de la cena, que le dolía la cabeza y se iría a acostar.
Y se fue a dormir, no sin terminar algunos detalles de la fiesta, a los que Marcelo le confió como muy acertados.
Sabia que le daba la puerta libre a mi madre de esa manera y ésta así lo hizo.
Quedó embelesada con las propuestas de Marcelo
Apareció en mi pieza, poco después que mamá se durmiera creo que lo calculó o lo supuso por los ronquidos de mamá.
Y se metió en mi cama.
En verdad no lo esperaba, habíamos quedado que en casa no lo haríamos hasta después de casados.
Me sentí invadida Gus, estaba completamente dormida cuando él me asió y no me buscó, me tomó.
Mi hermana esa noche increíblemente se quedaba a dormir en de Rita, que habia venido del campo para asistir a mi casamiento y de paso acostarse con Evaristo el esposo de la hermana.
Flor de puta es esa Rita, lo buscó y buscó de soltera; pero se lo consiguió cuando se casó con la hermana.
Bueno Gus, sigo
Lo realizamos en varias oportunidades en un hotel, en el campo y en otros lugares que él eligió, pero en casa y en mi cama de soltera yo no quería.
Era mi pudor.
Gustavo ello es parte de mi intimidad, a la cual aun no renuncié.
Era como sentirme violada a medias.

¿Cómo es eso de violada a medias?, Mujer le dije.
O es violación o se acepta, Mirta.
No existe algo a medias.
Bueno como sea él abusó sin mi consentimiento, a la fuerza Gus.
¡Y no te pongas en abogado!.
Mi madre de alguna manera ya aceptó que él es mi dueño.
Me espantó ello, pero aun más.
Me espantó la idea de prostituirme, desde el inicio.
Por suerte se durmió rapido.
Y yo salí al comedor y en el sofá vi el amanecer.
No dormí nada.
Fui a mi pieza y Marcelo aun dormía profundo le deserté diciéndole que se a la pieza de mi hermano a terminar de dormir
Mi madre se levantó tarde.
Como dándonos el permiso para que saliera de mi pieza si al despertarnos aun estuviese Marcelo en ella.

Como para cambiar el tenor de la conversación, me dediqué a realzar lo bella que estaba.
Y ello era verdad.
Se había cambiado por un vestido extremado sencillo que le dejaba la espalda libre y en su frente se distinguía una enorme “V” que llegaba casi hasta su cintura
Era de color negro y daba él suficiente espacio para que sus dos senos se moviesen con una libertad que excitaba a quien le mirase, lo sabia porque la elección, no fue nada descuidada.
Estaba descalza lo que le daba un aire de ingenuidad mas con ello, se había soltado el cabello en su totalidad tapándole gran parte del hombro.
Sabíamos que llegaba la hora de la verdad.
La miré y ella me contuvo la vista.
Era ella y ahora quien me incitaba a acercarme.
Cuando lo hice Mirta se paró de la silla cerró sus ojos y dejó su boca entreabierta.
Me acerqué muy seguro de lo que pasaría.
Sentí el calor de su boca y luego el delicioso interior de ella.
Nuestras lenguas se encontraron y se unieron al principio suave, casi rozándose luego con fuerza como compitiendo en ese abrazo interior.
La atraje hacia a mí, lo mas fuerte y delicado rodeándola en un abrazo que me fue correspondido de inmediato.
Notaba por su respiración acelerada que ella estaba más que dispuesta y suavemente fui haciendo caer sus breteles hasta que el vestido se detuvo en su cadera.
Allí la noté rebosante
Dominada y alegre todo a un mismo tiempo, pero al acariciar sus senos primero apoyando mis manos y buscando su pezón que para esta altura de los hechos era un carocillo rojillo, explotó.
El primero de sus orgasmos.
Se fundió entre mis piernas unos minutos, esperando que su respiración se normalizara, al momento y después de deshacerse de entre sus piernas, lentamente optó por otra postura.
Arqueándose tanto como pudo, me fue mostrándome el camino seguro para que mis labios se posaran entre sus senos.
La alcé, era una pluma y apoyándola sobre la mesa tomé con mis labios un seno.
Allí ella apretó mi cabeza con sus manos sobre sus pechos.
Llévame Gus áselo ahora que resisto más.
Nunca supe como la llevé a la cama, ni en que momento nos desnudamos, ese es un espacio vacío en mi vida, pero lo que sé que al tiempo me encontraba desnudo junto a ella.
Mirta era hermosa vestida, pero su belleza se agigantaba desnuda.
Poseía unas piernas largas que armonizaban a la perfección con su cuerpo, al tocarlas descubrí que eran tan suaves que ello me excitó.
Sus senos medianos y de pezones vivaces estaban impetuosos a endurecerse con las primeras caricias, un bello negro sobre su pubis apenas elevado, que si bien no era abundante estaba bien delineado, parejo y cuidado, que resaltaba en ella estar ardiente y mojada en sus entrepiernas.
Mirta estaba dispuesta.
Entregada a lo largo de cama y esperando que mi lengua no dejase espacio sin registrar.
Esto a ella la energizaba, la sacaba a medida que recorría los centímetros que separaba de sus labios vaginales.
Y cuando llegue:
Ella explotó arqueó su cuerpo hasta desprender mi boca que busque el lugar tan secreto de una mujer y ella mansamente dejase nuevamente hacer entre ayes de placer y contusiones en su interior
Ella terminaba ininterrumpidamente
Seguí hurgueteando mas entre sus intimidades, le había descubierto su punto más débil de una mujer, provocándole espasmos sucesivos, desatándole su pasión desde su mente hasta su vagina
Penetrame, áselo Gustavo
Me muero si no lo haces ahora
Quiero sentirte y vuélcate dentro de mí, así sin miedo mi amor.
Fue sin duda el placer más intenso que hasta ahora había logrado yo sacar a una mujer
Me fui depositando sobre ella lentamente, sentía cada milímetro de su interior, mojado y resbaladizo y la forma con que ella me recibía, mirándome fijo a los ojos, desafiante y a la vez llena de placer
Ves como soy tuya Gus, toda tuya...
Se fue acomodándose para que mi peso se conjugara en la penetración
Me buscaba ahora la boca
Me besaba los labios y la oreja,
Me excitaba con un juego de palabras que era correspondido por mí, nos inflamábamos en palabras.
¡Ahora me sentirás como nunca! Le dije dejándome caer y penetrándola hasta el final.
Se quedo quita, como acostumbrándose a sentirme por primera vez
Al poco tiempo, segundo me dijo entre cortada
No fui tuya desde el principio, Gustavo no me desvirgaste, pero seré ahora tu mujer para siempre...
Pasaras a ser mi hombre, mi pareja en la cama...
Y sentí como esos característicos espasmos salían desde la vagina, los reconocí a través de mi sexo al ser presionado y liberado en forma casi constante.
Gus, mi amor que belleza es todo esto...
Hicimos el amor casi toda la noche, no dejamos momento en decirnos cosas y tocarnos todo
Absolutamente todo, ella no dejo de besar un solo espacio de mi cuerpo
Me quiso y si que lo hizo corresponder, a lo que le había practicado anteriormente...
Me corrí en su interior las veces que pude,
Que mi cuerpo aguantó.
Era el amanecer cuando nos dormimos...

El reloj sonó a las ocho ella lo apagó y se recostó sobre mi pecho, lentamente me fue despertando llamándome despacio.
Me desperté del todo y le tomé la cabeza
Ella besándome las manos me dijo:
Gus, si te dijeses que te amo, me creerías.
O pensarías que es otra de mis ridiculeces... De pendeja boluda.
Pero ahora te lo dijo como mujer.
¡Tu mujer la que te ganaste anoche!.
Gustavo te amo.
¿No sé si me podré? casarme ahora con Marcelo

Desayunamos calladamente, no habia margen para otra cosa, y solo al final Mirta rompio el silencio
¡Gus he pasado la noche!, mas maravillosa de mi vida.
¡Creo que ella ha cambiado mi vida!.
¿Por favor tú no cambies? Gus, si promételo.
Si te lo prometo pero Mirta,
¿A que debo ese juramento?, Sí al fin de cabo tu tomarás otra ruta.
Mirándome, ella al rato me dijo
¿Ves soy todo una tontita?, Cuando me enamoro.

No supe mas de ella hasta tres días ante de su casamiento.
¿Gus, eres tú?
Sí, claro Mirta,
¿Cómo estas, que es de tu vida? Pequeña gran mujer le dije.
Amándote Gustavo, ahora escúchame bien quieres.
Hablamos más de diez minutos.
No daba crédito a lo que me iba diciendo, al fin dije muy serio.
Si estoy con vos, pero no deja de ser una tremenda locura.
Mañana a las diez nos encontramos.
Después de hablar por teléfono Mirta entró en un edificio de la calle Talcahuano, al quinientos donde en su frente una placa de bronce decía:
Doctor Marcan y escribano José Del corral.
Mirta salió del mismo después de tres horas de estar en la oficina de los doctores.
Se fue a la casa y cuando su madre le preguntaba azorada de su ausencia por toda la tarde le respondió
Me indispuse mamá, podrás creerlo que me indispuse.
Justo ahora nena, no lo calculaste.
¿Que clase de mujer sos?
No mamá yo no calcule nada.
¿Tú fuiste la que calculaste todo absolutamente todo?
Y en cuanto a la mujer que soy:
¡Una puta!
Si mamá porque me haces casar con alguien a quien no amo.
Ni amaré, cerrando violentamente la puerta.

La madre dirigiéndose a su otra hija, le dijo.
Me preocupa Mirta
No es nada, mami es solo el cagaso del casamiento y por lo otro... se indispuso no sabes que se pone loca cuando se indispone.
Ya estaba hablado con ella lo del casamiento con Marcelo, es solo que Marcelo die la madre:
¡Es bastante idiota como para Mirta!.
¿Pero como decís ello?, ahora vos salís con eso mamá, a horas del casamiento.
No te asuste hija, ella ya lo sabe... además la plata que tiene la hará feliz
¿Al final de todo, se puede buscar con el tiempo una amante?
Mamá que decís,
No te asustes tanto que de tus amigas lo aprendí, especialmente
Mamá cállate, esta bien con el tiempo ella verá pero ahora déjala que se casa el viernes no nos arruines la fiesta quieres.
¡Quédate tranquila y en especial callada mami.
Solo quedan tres días...

Epilogo

¡Mirta alcánzame un pañal que Julián se ha hecho caca de nuevo!.
Bueno Gustavo, espera que saque la carne del horno y te ayudo.
Gracias, Mirta me hace falta más práctica.
Ya la tendrás, sí Gus.
Ya la tendrás como obtuviste todo lo que quisiste.
Y se largó a reír...

Se supo no por las familias afectadas, sino por retazos de información de personas indirectamente afectadas..
Que Mirta un día antes de casarse por el civil, es decir el viernes a la madrugada, en complicidad con Gustavo se escaparon.
Dicen que su amiga, en la tarde del jueves se fue llevando las valijas en donde Mirta guardó casi toda la ropa y zapatos de sus placares, mas sus documentos y certificados de nacimientos así como de estudio cursados.
Todo lo necesario para armar una nueva, vida fuera de su casa.
Tachaba lo que necesitaba, de una lista que decía:
Escribanía.
Aprovechó bien, el espacio de tiempo en que su hermana y madre le dieron.
Éstas habían ido de compras muy inocentemente, con un dinero adelantado por Marcelo, que Mirta se lo solicitó un día antes, explicándole que era para los gastos de la madre y hermana en minucias ante de la boda.
Además de ropa se llevó algunos recuerdos cercanos.

Una foto de su padre y el cuadro de su abuela a quien amaba y que de seguro vivir, la seguiría en la aventura.
No sacó nada que le fuese a incriminar en una acción penal, solo se limitó a lo suyo.
Cuando llegaron su madre y hermana, Mirta las invitó a cenar con dinero de Marcelo lo que no despertó sospechas en ninguna
Llegaron algo tarde y un poco bebidas a la casa.
Mirta dijo que aun debía alinearse en unas cuantas cosas indicando que las dos mujeres fuesen a dormir, que la ponían nerviosa.
Cerca de las tres de la mañana llegó Gustavo.
Mirta le abrió, sacó dos valijas más y dejó una nota junto a las llaves de su casa, sobre la mesada de la cocina.
La noche los vio salir a los dos, para siempre...

Dicen también que un abogado junto un escribano llegó el viernes cerca de las diez.
Cuando estaban las mujeres enloquecidas buscaban a Mirta por todos los lugares donde podía haberse ido.
Esta loca, loca repetía la madre.
La hermana, solo callaba.
Pero ambas escucharon del letrado las confecciones de Mirta y leyeron la firma de los testigos, dando de éste modo fe al escrito.
Además se hizo hincapié que se desistiera de una causa penal porque ella no habia sacado mas que sus cosas personales, e incluso dejando muchas de ella al cuidado de la hermana...
Para que las usase su hermana y madre.
El abogado le informó a (Marcelo) que habia llegado junto con su padre informando las causas de la decisión de Mirta
Y que en ello no inculpasen a nadie más que ella.
Que el dinero que le habia adelantado en gastos generales para la boda, Mirta se lo retribuiría ni bien encontrase trabajo.
Y le ponía la cantidad y el domicilio a donde lo giraría.
Además le dejó una carta personal a Marcelo que este recibió y leyó pero solo.

Su padre amagó hablar con los letrados pero ellos se negaron, y...
Mirándolas furiosas ha la madre de Mirta y su hermana les dijo:
Locas de mierda, me cagaron la vida de Marcelito.

Dicen que el ahora Marcelito esta residiendo en España ya casado con una española de cierta fortuna y poder a cargo de una empresa de su suegro.
Las mujeres después de ese desaire y al tiempo vendieron la casa.
Pagaron las deudas y ahora viven en un departamento muy modesto en Flores.
No quisieron saber nunca de la vida de Mirta a quien juraron odiar de por vida.
La madre de Gustavo aceptó el casamiento solo al tiempo, cuando en un viaje aprendió a conocer a Mirta.
Dicen que los padres de Gustavo costearon muchos de los gastos que a su hijo le tocó vivir.
Aunque la señora C... vive cerca de los padres de Gustavo nunca mas volvió a la casa, ni los llamó ni se dio por comunicada de los graves acontecimientos que el hijo de su modista le hubiere causado.
Pero al tiempo y cuando se enteró que era abuela se atrevió a hablar con Mirta, pero solo por teléfono
La hermana, que es la madrina del primer hijo del matrimonio, la visitó recién a los tres años de ocurridos los acontecimientos y al nacimiento de su primer sobrino.
Y dicen que esta feliz con su ahijado y hasta hay quien comenta...
Que conoció a un amigo del matrimonio, con quien empezaron una relación.

Mirta y Gustavo viven en una provincia, alguna de la Argentina.
Y son muy felices, ya como decía Gustavo aprendió amarla a Mirta y respetar como mujer.
Y ella ha cambiado, terminó de madurar formado un hogar y esencialmente cambiando su primitiva forma de ser, por una moderna y segura mujer contemporánea.
Y con el tiempo en una abnegada madre.
Y sumaron algo más esa joven pareja.
Aprendieron a quererse, pero ya como una familia por ahora de a tres.



De:
“Historias de argentinos en la Argentina”
Gustavo Gabriel Camisasca
Contemporáneo
Escrita en la apacible barrio de Almagro
Buenos Aires
Argentina
2003/4

Texto agregado el 30-05-2004, y leído por 140 visitantes. (0 votos)


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