Sigo aquí sentado sin poder escribir absolutamente nada interesante. Siento que hace días que estoy aquí pensando, pero nada viene a mi mente. ¿Acaso es tan difícil encontrar algo sobre que escribir? ¡No! Acá mismo estoy escribiendo sobre mi incapacidad de escribir, como también podría hacer que esta incapacidad sea de alguien mas. A ver, pongámosle el nombre de Marcos. Un chico joven, de unos dieciocho años, con una personalidad mas bien reservada, sale poco y se pasa el día escuchando música y tratando de escribir canciones. Siempre escribió poesía, pero de la nada se le da por escribir cuentos. Y se da cuenta que no es tan fácil como pensaba. En sus poemas generalmente hablaba de amor, pero ahora quiere narrar algo distinto y piensa en incursionar en la ciencia ficción. Toma el cuaderno y trata de escribir una gran historia como lo hicieron los grandes del género. Pero falta algo, el estilo no le termina de convencer, le parece que todo esto ya lo leyó en otro lado y decide que la ciencia ficción no era tan fácil como parecía. Así que vuelve a su tema favorito; el amor. Crea varios pequeños textos y llega a la conclusión de que todos parecen poesía en prosa y no cuentos. Definitivamente es un tema que solo lo puede abordar poéticamente. Un poco contrariado, pero nunca resignado, intenta narrar un suceso histórico e investiga sobre la edad media para escribir una historia ambientada es esa época, pero al poco tiempo se da cuenta que es una tarea demasiado ardua y que para hacerla real se necesita demasiada investigación. Así que aquí lo tenemos. Frente a un cuaderno en blanco, pensando sobre que puede escribir. Porque esta noche no puede dormirse si algo no sale de su mente. Y decide escribir justamente sobre su incapacidad para escribir. ¿Y adivinen que? El texto que escribió, es casi idéntico al que acaban de leer.