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..Pájaros claustrofóbicos a los árboles,
Con venas colectivas en la sangre,
Cociendo los extremos de este mundo,
Para ponerle fin a la libertad
Después de unos buenos recuerdos.

Me encuentro con el privilegio de volver a ser niño,
Firmando el pie de la última hoja de este libro
Si esperar es una torpeza q el amor no sea un obstáculo……



-señor disculpe que lo interrumpa, estamos por partir…
Escucho Adrián el susurro de una pequeña vos en el lado izquierdo del vagón, dejo la pluma en el medio de su cuaderno y antes de cerrarlo se quedo observándola, se acordó de aquel martes en la escuela de mecánica, cuando en el escenario y observados por toda la clase obrera, lo condecoraron con esa pluma roja, según decían ellos “por su estupendo desarrollo y entendimiento del marxismo y la lucha del trabajador”, pero lo que nunca comprendieron, fue que todos esos años en la escuela de mecánica el solo expresaba palabras de repudio hacia cualquier ideología marxista y la clase obrera, de hecho nunca comprendió por que el recibió la pluma color rojo, siendo un símbolo de la escuela de mecánica . Tampoco podía despreciar el regalo en el medio de ceremonia, iba a ser tan en vano la discusión, como decirle al capitalista que no vaya en busca de las ganancias. Dio un suspiro lleno de regocijo y cerro su cuaderno de poemas.
Se dispuso a disfruto la estadía en ese precario tren que lo llevaría otra vez a su pueblo.
Lo cierto es que Adrián vallejos nació a principios del siglo XX, para ser mas exacto en el año 1901 apenas con sus veinticuatro años, no tenia ninguna inclinación políticas, creía que la política era tan vacía, como las personas que dejan engañarse por ella y que al final los que ganan siempre son los mismos, los que están arriba y manejan a la sociedad, con algún tipo de hechizo que incita a las personas a pelearse entre si, como si supieran de antemano que las personas necesitan pelear, por el motivo que sea, no importa lo ridículo, valiente, o lo beneficioso de una pelea, lo importante es pelear, solo para escapar de las garras de una vida monótona. El sabia que los dirigentes políticos lo sabían, y que mientras mas ocupado estén peleando la sociedad, mas ganancia para ellos. - “divide y reinaras “– dijo casi como por inercia en vos baja, mientras formaba una sonrisa un poco maquiavélica y se acomodaba en el asiento del tren, por que sabia que no existía una frase tan elocuente, inteligente y sin derecho a replica como esa, para definir a un puñado de políticos.
El ruido de la maquinaria del tren y el cansancio de la noche anterior por la despedida que le habían ofrecido en la sede del partido comunista, doblegaron las ganas de mirar el paisaje y su mente se interno en un sueño profundo. Día viernes a las nueve de la mañana, el tren fue cesando su marcha hasta llegar a destino, Adrián se despertó de un salto por el olor que se metió en el vagón, ese olor tan peculiar que tienen los puestos de las ferias de los campesinos, que a su vez lo obligo a recordar la cocina de su casa por las mañana, cuando el se despertaba y veía a su madre manipulando un cuchillo ya sin forma de tanto que fue afilado, mientras que su padre con las manos robustas y aun sucias cebaba los mates sobre la mesa de madera que el mismo había hecho.
Adrián tomo sus pocas cosas y apresuro sus pasos para bajar del tren, tenia la necesidad de ver su pueblo, su familia, su amor anclado, pero cuando por fin llego a la puerta, sintió que se había equivocado de pueblo, y mientras se aferraba a la puerta del tren, sus ojos quedaron cegados con el color rojo que inundaba la estación y justo debajo del reloj central. Una gran bandera con la figura de un martillo y una hoz y abajo una escrito que decía “VIVA EL LIDER COMUNISTA, VIVA ADRIAN VALLEJOS” una multitud salto sobre Adrián, lo besaban, le rezaban, por que era el salvador del pueblo, por que había llegado preparado para la lucha del trabajador. Adrián sin entender trato de escapar, pero era imposible, hasta que entre la gente salio una mano y lo saco del tumulto, y con el mismo impulso lo subió a un escenario, dos personas de traje negro pidieron silencio agitando las manos hacia abajo, mientras otro par acercaba Adrián a un púlpito, Adrián abrió los ojos pavorosamente al ver tanta cantidad de gente, pero sin preguntarse por dentro, el por que y como, solo acato lo que el destino le había formulado, saco su pequeño cuadernos de poemas y cito…..

Pájaros claustrofóbicos a los árboles,
Con venas colectivas en la sangre,
Cociendo los extremos de este mundo,
Para ponerle fin a la libertad
Después de unos buenos recuerdos.

Me encuentro con el privilegio de volver a ser niño,
Firmando el pie de la última hoja de este libro,
Por que si esperar es una torpeza q el amor no sea un obstáculo

La gente enmudeció, algunos lloraron, otros se sintieron literalmente abatidos, pero aun si no se escucho ningún grito, ningún rezo, por que ninguno comprendió lo que el poeta dijo.
El poeta sin llanto ni enojo afronto el destino que le había tocado, en la escuela de mecánica y cuando bajo del tren. Por eso sintió el derecho y la obligación de vestirse de poeta y hacer comprender a la multitud lo que no necesita de comprensión y reprochar lo que no merece ser reprochado, para mostrar que el mundo lo ah hecho líder sin querer serlo. Como el poema que se forja poema sin que nadie le pregunte por sus letras.
Adrián bajo del escenario y la gente le guardo un respeto que enmudeció todos los rincones del pueblo, al punto que Adrián camino regreso a su casa, como si nunca se hubiera ido de ella, al llegar a la tranquera miro su hogar, sintió una paz y una plenitud tan verdadera que lo hacia sentir que de nuevo se estaba despidiendo, quizás demasiado tarde, por que cuando por fin se percato que esa paz y plenitud, solo la trae un pedazo de metal cuando va cortando el aire hasta llegar a su estocada final, es cuando sintió el frío recorrer entre los músculos de su cuerpo, para dejarse caer rendido en la puerta de su casa, vistiéndose con el mismo color que lo esperaba en la estación, mientras que corriendo y puñal en mano un hombre se alejaba, gritando - viva el trabajador, viva Adrián vallejos. - y sin mas Adrián vallejos se le blanqueo la mirada y se dejo ir.
Olor a cilantro y cebolla, olor a los puestos de los campesinos en la feria, lo despertó de un salto, salio de su cama y miro a su alrededor, vio que era una tarde tranquila, el sol bajaba piadosamente sobre la ventana entremezclado con las peras del árbol, para dibujar morisquetas en el suelo de madera de su cuarto junto a los juguetes desparramados, el viento no tenía ese jadeo agónico que siempre tuvo. Se levanto apresurado y corrió hasta le pasillo, cuando llego a la puerta de la cocina vio a su madre cocinando con el cuchillo desgastado y a su padre cebando los mate, ella dejo el cuchillo a un lado se seco las manos con su delantal y lo alzo al niño para darle pecho sujetado en su regazo.

Texto agregado el 07-07-2009, y leído por 339 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
30-10-2009 1* MARDUK-FIRE
30-10-2009 Mi mensaje no se si es el exacto,pero te voy a dar mi primera impresiòn: Sentì la tierra, el guiso y el mate el tractor y las vacas. vi al obrero, al campesino, desvanecièndoles las semillas de sus manos. vi el zapato aplastando. pampita
29-10-2009 por favor, aprende ortografía!!! por nuestro bien!!! riverdelpuerto
29-10-2009 " se dispuso a disfruto la estadía..." (???????) más respeto por nuestra lengua, man, muy, pero muy malo 1* riverdelpuerto
12-07-2009 Gusto pasar por tu rincón muy buen texto, mis***** nanajua
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