Me harté de reclamar y reclamar... además son pocos los que leen estas líneas y no voy a amargarlos.
Por eso he decidido hablar de las maravillas de este mi Chile, que todo el tiempo estoy esperando que mejore, y me olvido de ver sus cosas buenas. Ahora, aún a riesgo de parecer chovinista, diré lo que me gusta:
Me gustan las chilenas, si señor, conozco 5 países aparte de Chile, y este lugar, para mi gusto, es donde más veces promedio al día, me doy vuelta para admirar a alguna belleza de esta tierra.
Estoy enamorado de nuestra inmensa curiosidad. Los chilenos somos curiosos por naturaleza, siempre buscamos el detalle, queremos saber de todo, y por eso, la mayoría somos re entretenidos.
Los asados, las pichangas (papas fritas, huevos frito, jamón, queso, pepinillos, carne vacuna, embutidos de cerdo, aceitunas, tomates), el vino tinto, los choripanes (pan y embutido), los completos italianos (hot dog, palta, tomate y mayonesa), el pisco sour, etc.
Adoro el Condorito (antiguo), El Mercurio, diario del domingo que muchos odian y casi todos compran, el Japenning con Ja antiguo (programa de humor), el 18 de septiembre, la cueca, que sé bailar y muy bien, la parada militar, que todos odian y llenan para verla, la selección chilena, que cuando gana, poco, nos hace inmensamente felices y el tenis que aburre de ganar.
Los paisajes, mi isla de Chiloé querida, los fiordos, los volcanes, los lagos, las playas, los bosques, los alerces que están matando, las araucarias que se roban.
De a poco me viene otra vez, la tirria por tantas cosas, pero mejor respiro profundo... amo al chileno Lucas Emilio, de apenas 1 año y medio... a Paula, a mis amigos, mis hermanos, mi familia, que vaya coincidencia, resulta que todos son chilenos...
Y han sufrido, muchos de ellos, en esta ingrata tierra... pero mejor les cuento, más bien enumero, como lo he hecho, y me vienen, los poetas, los narradores, los santos, tenemos 1 y medio.
Adoro la solidaridad, esa que nos hace hacer grandes obras, y también mirarlas con suspicacia, porque por la cresta que somos desconfiados y chaqueteros (tiradores a suelo)... entonces mejor me acuerdo de cómo en casi todas las casas, todavía puedes llegar a hora de almuerzo y el dueño de casa arrimará una silla y te dirá “mijito siéntese y le ponemos más agüita a la sopa”
Y me gusta la talla, esa cosa rara que usamos los chilenos para pasar por un momento dificil haciéndo reir a los demás... o al menos a nosotros mismos, en clases, en los funerales, en la micro, en el trabajo... donde sea, nos reímos, porque estamos asustados, tristes o felices...
Adoro las viejas fogatas en la playa o en la montaña, con el tipico “ganador” que sabía cantar y tocar guitarra, quedándose con todas las minas... pero como el idiota cantaba... al final se quedaba solito... jajaja... yo no canto ni en la ducha.
Al final, lo que amo es la vida, gracias.
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