Perdóname por ser una mujer bohemia y por haber olvidado que debo pintar mis labios, por evitar ser una gran dama y mejor resignarme a correr entre la tierra.
Perdón por ser desatendida y por enojarme y gritar “Cual maldita revolución, donde veré la independencia??“. Lamento haberte querido decir la verdad por amarga que fuera y por olvidar de nuevo mi condición de gran dama y asaltarte cada noche en tus sueños.
Pero como yo no existe ninguna, sin tratar de ensalzar mis cualidades; Solo soy una mujer de esas que aman a los hombres y también a sus costumbres. ¿Cómo podría comparar una noche de ser una gran dama, ya sabes, esperarte con un delantal y una muy rica cena; siempre a la misma hora, siempre el mismo delantal y el mismo asado?. Sinceramente, prefiero no esperarte y que me sorprendas bebiendo y leyendo al ritmo de una buena canción de trova, que llegues sin aviso para hacerme tuya, sin censura, sin tabúes, sin que nadie nos critique, sin escondernos.
No me trates como a una esposa, trátame como a tu amante así es más excitante; poder gritarte como a José arcadio, y que al final te quedes en mi cama solo por esa noche; Después, márchate para llegar por sorpresa una noche mas. Por que el amor verdadero que tanto se empeña en jurar que me amará si esta muerto y me amara el día siguiente además, es solo una estrofa de amor cubano, para mi el amor ya solo es un juego de media noche que acaba cuando te vas. Aun cuando mi corazón rebelde se esfuerza en temblar cuando te veo y mi vientre alberga estrellas cuando me saludas y la arrogante mujer que vive en mi busca darte celos con cualquiera aun cuando tus ojos no muestran ni una chispa de enojo. Aun así sigo alimentando mi cobardía con la falsa verdad de nuestro amor escondido.
Odio esto, odio amarte y odio no reconocerlo, pero hoy, en medio de mi vejez prematura brindo por ese falso amor con una copa de whisky y un disco donde sabina me canta al oído que para que preguntas mi nombre, si cada noche tengo uno distinto, que es mentira todo y que esto es amor de una noche.
Siempre quise un fiel amante, aquél con el que soñé el que no se enamora ni se encariña, el que no pide nada ni nada ofrece, eres tú quien solo calienta mi cama, y así, aun cuando la sobra de otro cuerpo cubre tu mente, aun así te amo.
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