Una masa informe y anónima, ricos y pobres, esclavos de prejuicios seculares y hereditarios: unos porque en ello encuentran provecho, otros
porque están sumergidos en la ignorancia más crasa y no tienen la voluntad de escapar. Una multitud que hace culto del dinero y que tiene como ideal supremo al hombre enriquecido; un gentío embrutecido por los prejuicios, por los métodos de enseñanza, por una existencia artificial, por el abuso del alcohol y los alimentos adulterados y sofisticados; una plaga de degenerados de arriba y de abajo, sin aspiraciones profundas, sin otra meta que "llegar" o vivir tranquilamente…
Emile Armand “Individualismo anarquista y camaradería amorosa” Ateneu
Enciclopèdic Popular. Barcelona - 2000
- I -
- Yo soy la libertad, yo soy la educación y el bienestar…
Los había conformado a todos con su discurso
estéticamente dócil, sonó tan bien como la música que usó en su campaña, aturdió a los sordos que lo negaron y despertó a los vecinos que sobrevivían en su doblegado caminar.
Álvaro sólo debía esperar los resultados, es así como se sentó rodeado de su ambiciosa familia, su esposa lo notó muy impaciente y le sirvió un valium.
Álvaro en su onírico andar recordó su manipulada
adolescencia, sus prisiones externas e internas. El hombre de presión partidaria, capitalista y vulgar descansaba en su lecho dictatorial.
Hombre de smoking muchas veces disfrazado de
socialista para enamorar mentes, esclavo de pasiones mundanas despertó con un fragante grito femenino:
- ganamos Álvaro!!! Y el festejo apático no se hizo esperar.
El escenario coincidía con el color de las remeras, tibios reces esperando a su patrón, prórroga de promesas que dibujan el porvenir conformista de los sueños comprados al mejor postor.
Vendedor de discursos comprados, entonaba con fuertes gritos, la multitud bailaba el baile del silencio, y en medio de todas esas reses, una lanza disgregante rompió la estructura reinante. |