Son las siete de la mañana, me despierto por los murmullos de una conversación, la misma de todos los días, es como un rezo que se va pasando de generación en generación, y es posible que yo con el tiempo, también le este dando formato a mis plegarias personales, a base de los problemas generales de la humanidad.
Totalmente de acuerdo y en desacuerdo con todo, creo que la humanidad vive literalmente al medio de las vías del tren, pero con dos paralelos demasiados opuesto, por un lado la realidad del ser humanos, con todos y cada uno de los conceptos que nos hacen ser la especie predominante del planeta tierra y por el otro lado, los mismos conceptos pero jugándonos en contra. Y es por nuestra poca capacidad de controlar nuestra imaginación, pensamientos y razonamientos, que nos sentimos totalmente ajenos a nuestro planeta, lidiando día a día con nuestra eterno ideal de ser esa imagen de humano perfecto como la representa dios y sinceramente siento, que a la humanidad le cuesta demasiado poder lidiar con estos dos paralelos, pero lamentablemente el ser humano siempre necesito un ejemplo de vida, no nacimos sabiendo lo que teníamos que hacer y en que creer y a quien venerar, simplemente nacimos y nuestro ego, nos a llevado a ser lo que somos.
Nuestros vicios es la clara imagen de nuestra idea de sentirnos dioses o por lo menos tener una vaga idea de como se sentirá serlo, disfrutando de los placeres y derrochando hasta el punto de topar otra vez con la otra paralela, la del animal pensante, que necesita hacer grandes esfuerzos y sufrir, muchas veces mas de lo deseado para obtener grandes recompensas. ¿Entonces que somos realmente? Opinión personal, creo que simplemente somos animales con un profundo deseo de ser mas que eso.
No quiero que me comparen con la vaca, con el león, o cualquier animal que pise este planeta, por que si bien yo vivo aquí, yo no soy ellos, yo soy una divinidad que fue puesta en este planeta, con propósitos que aun desconozco y por eso me siento constantemente vigilado y mido mis acciones, para no ser castigado.
Si bien no es culpa de dios que no podamos lidiar con nuestra realidad, es su culpa por ser un ejemplo excesivamente perfecto, por que yo vivo aquí, en el suelo, pero constantemente levanto la cabeza, por que siento que no merezco esto, siento que merezco otra cosa, un paraíso, donde puedo ver kilómetros y kilómetros de viñedos y acostarme en mi moradas para disfrutar de todos los placeres, pero después vuelvo agachar la cabeza para preguntarme si realmente el humano hizo algo para merecerlo, y creo que no, que nos condenamos en el momento que sacamos nuestras dos extremidades superiores del piso para poder mirar al cielo y preguntarnos. pero si todo lo que encontramos fueron mas dudas, entonces creo que quizás nunca lleguemos a ser dioses y quizás por eso siempre van a existir déspotas con el sincero afán de serlo, por lo menos en un desordenado reino como es la tierra y por un corto tiempo como es la vida