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Penadol. Tabletas Recubiertas





Hacia fines de la década del ’90, el Doctor Rubert Sank, director ejecutivo de un importante laboratorio farmacéutico -inventor de la afamada píldora contra la impotencia-, encomendó al escritor inédito y amigo de infancia, Licenciado Tereso Marañón, que desarrollase el prospecto para una nueva especialidad medicinal llamada Penadol. La misma, descubierta por error mientras los científicos trabajaban en el perfeccionamiento de un poderoso laxante, poseía la extraordinaria capacidad de intervenir en la mediación de ciertos efectores neurológicos, desterrando por plazos de importante consideración, nada menos que la pena. Aunque a decir del propio Doctor Sank, en principio, los efectos de esta nueva droga no fueron valorados: los pacientes, voluntarios del proceso de prueba, llegaban a las oficinas del laboratorio con severos problemas de estreñimiento y se retiraban atascados pero felices.

El Licenciado Marañón aceptó la jugosa propuesta de Sank diciendo en una misiva remitida a las oficinas centrales del laboratorio en Arkansas lo siguiente:
“Mi estimado amigo Rubert: No puedo más que aceptar gozosamente este ofrecimiento y agradecer la deferencia que has tenido hacia mi persona. He recorrido las editoriales con un puñado de obras, procurando ser publicado alguna vez; intenté hacer de Marañón el nombre de un escritor afamado pero sólo he conseguido que me traten como un Tereso.
En otro orden de cosas, veo con satisfacción que el éxito te tiene como protagonista, siempre preocupado por la felicidad de la humanidad: ahora estás elaborando las píldoras que destierran temporalmente las penas del hombre que serán, seguramente tan exitosas, como aquellas que remedian transitoriamente las penas del pene”

El Doctor Sank respondió en una carta dos días más tarde lo siguiente:
“Querido Marañón: Me llena de orgullo el hecho de que hayas aceptado mi propuesta y es que estas píldoras, lejos de sus alcances medicinales, poseen además un efecto más allá de lo estrictamente biológico. Siendo necesario, de este modo, que el prospecto sea redactado por un alma sensible y conocedora de la condición humana, un verdadero artista. Aunque no lo creas, estimado amigo, esta empresa parecía llevar tu nombre desde el comienzo, sobre todo luego de ser rechazada la labor por casi la totalidad de escritores, poetas, dramaturgos, profesores de lengua y recepcionistas de hotel hispanohablantes. Me dije: si no puedo tener a un escritor, o a cualquier otra cosa que se le parezca, siempre podré contar con Tereso”.

Cierto es que los anhelos literarios del licenciado motivaron la elaboración de un texto complicado y extenso. En su versión original, el prospecto era entregado por separado del medicamento en dos volúmenes, de compra opcional, de seiscientas páginas cada uno. Fue por tal motivo que para la versión de farmacia, y para mayor comodidad del consumidor, el texto fue reducido a dos folios únicos por un boletero del ferrocarril que ha sabido permanecer en el anonimato -como casi la totalidad de los redactores y correctores de prospectos medicinales-.

Ahora sí y sin mayores preludios, la transcripción literal del resumen de la obra maestra -la única publicada- del Licenciado Tereso Marañón: El prospecto de Penadol, tabletas recubiertas.

Penadol. Tabletas recubiertas. (Quitapenas)
Acetato de beta-penina.

Prólogo
Los hombres de corazón noble resultan, con dramática frecuencia, abordados por un sentimiento sombrío, tan inherente al hombre como la pena. Los alquimistas modernos han desarrollado un artilugio que procura, en instantes de valiosísima trascendencia, exorcizar esa asfixiante emoción. Fueron esos mismos alquimistas quienes me han confesado el enorme peligro que supone el definitivo destierro del sentimiento: -Un hombre sin pena- me dijeron -es un hombre que ha perdido la natural e imprescindible capacidad de sopesar y justipreciar las desdichas, cuando estas se presentan. No existe felicidad sin pena y la felicidad, si es entregada en generosas dosis, puede resultar en una irreversible alteración del orden cósmico. El hombre no es hombre sin penas; es por esto que hemos sabido dosificar racionalmente esta revolucionaria droga. El ser humano que no sufre se abandona y elimina de su diario quehacer el elemento, tal vez fundamental de la creación, que es la autosuperación-.
Tras largos siglos de penosas lecciones, la humanidad ha procurado alivianar sus pesares con todo tipo de sustancias y mecanismos, en ocasiones suprimiendo completamente su ser racional. Pero, por mucho esmero que se aplique a la empresa, el individuo jamás logrará extinguir por completo la voz de su conciencia ni el agobiante peso de sus recuerdos. La pena es, de este modo, tan humana como la propia humanidad.

Capítulo I. ¿Cómo actúa Penadol?
El acetato de beta-penina actúa, no como un inhibidor de la pena, sino todo lo contrario. Es un estimulante eficaz de los más nefastos sentimientos, anegando al paciente en los oscuros pantanos de la desazón y del dolor. Quien consuma Penadol permanecerá, durante horas, sumido en una tristeza inexorable, ya que contribuye eficazmente a revivir de modo casi tangible, los peores recuerdos y las más siniestras pesadillas, añadiendo además despiadados sentimientos de culpa, precariedad, insubstancialidad, intrascendencia y pequeñez.
En términos científicos podríamos decir que Penadol tabletas recubiertas, no se presenta como un supresor o exterminador de aquella sensación primitiva, siendo un inexpugnable estimulante del sentimiento, generando así, luego de la transitoriedad de su efecto (bajo cuyos influjos el paciente experimenta la más atroz y sombría de las penas), una feliz cotidianeidad. Esto es que, una vez atravesado el efecto devastador de la droga, y siempre que el paciente no se haya quitado ya la vida, comprenderá que su vida y su realidad -por penosas que estas sean- resultan mucho más felices y ligeras de lo que jamás imaginó.
Bien se sabe que nadie ha sido más feliz que luego de haber dejado atrás una profunda pena.

Capítulo II. Indicaciones, composición y presentaciones
Penadol tabletas recubiertas. 10mg. Excipientes cs. Caja conteniendo 2 tabletas recubiertas.
Indicado para el tratamiento de penas leves suscitadas a raíz de, por ejemplo:
-Descubrir que los reyes magos no existen. (*Enfermedad de frustración temprana)
-Comprender que “Peter Pan” es un ser de ficción. (Fiebre de la ficción develada)
-Haber leído “Harry Potter” suponiéndola una obra digna. (Enfermedad de la mediocridad latente)
-Haber visto el film “Bambi, el cervatillo”. (Síndrome de la tristeza por madre muerta)
-No llegar a fin de mes. (Síndrome del sueldo efímero)

Penadol tabletas recubiertas. 50mg. Excipientes cs. Caja conteniendo 5 tabletas recubiertas.
Indicado para el tratamiento de penas moderadas suscitadas a raíz de, por ejemplo:
-Descubrir que los reyes magos no existen. (*Enfermedad de frustración temprana)
-Su pareja se fue con otro/a. (Fiebre de alce)
-Comprender que su país es una colonia Estadounidense. (Síndrome del esclavo involuntario)
-Haber creído en los discursos de políticos en campaña. (Estupidez crónica)
-Haber intentado instruirse o estimularse con la TV. (Enfermedad de la Expectación Banal)

Penadol tabletas recubiertas. 100mg. Excipientes cs. Caja conteniendo 30 tabletas recubiertas.
Indicado para el tratamiento de penas agudas suscitadas a raíz de, por ejemplo:
-Descubrir que los reyes magos no existen. (*Enfermedad de frustración temprana)
-Comprender que todos vamos a morir. (Síndrome de la transitoriedad latente)
-Haber sido rechazado en una editorial. (Síndrome del escritor inédito mediocre con delirios de incomprendido o de adelantado a su época)
-Comprender que el mundo está compuesto, en su mayor parte, por gente más inteligente y capaz que uno mismo. (Narcisismo dilapidado)
-Comprender que la felicidad es efímera, transitoria y, la mayor parte de las veces, una utopía impracticable. (Síndrome de hombre racional)

*El síndrome de frustración temprana, también conocido como Enfermedad del desengaño precoz es asumido de formas diferentes por cada enfermo en sus manifestaciones leve, moderada o aguda.

Capítulo III. Acción farmacológica
El Acetato de beta-penina actúa a nivel del sistema nervioso central mediando la respuesta enzimática de los receptores Beta y otras cosas de terminología complicada que ni usted ni yo podremos comprender y que, de ser mencionadas, sólo estimularían la decepción propia de comprender la magnitud de nuestra propia ignorancia.
Confórmese usted con saber que funciona.

Capítulo IV. Instrucciones para consumir Penadol.
-Para consumir Penadol es necesario, inicialmente, que haya adquirido el producto. Si usted no ha adquirido o se ha muñido del mismo mediante otras artes le sugiero que descarte este prospecto salvo, por supuesto, que desee utilizarlo con carácter de lectura ilustrativa.
-Póngase a buen recaudo, de preferencia en algún lugar oscuro y desolado, fuera de la visual de fisgones transeúntes. El acetato de beta penina es una droga prohibida en diversos países del orbe por sus efectos estimulantes de la felicidad, de la alegría y -sobre todo- de la libertad, por lo que aconsejo, luego de obtener Penadol, guarecerse a buen recaudo de las autoridades policiales, políticas y eclesiásticas. Al parecer la abolición, aunque momentánea, de las penas puede resultar inconveniente para muchos.
-Despeje de su mente toda idea feliz y sustraiga de su memoria los recuerdos más aciagos.
-Agítese concienzudamente el producto. Seguramente usted, en este punto, estará preguntándose el motivo de la agitación mencionada, sobre todo tratándose de tabletas recubiertas. Paso a explicar: Es por todos sabido que el hecho de agitar cualquier tipo de medicamento predispone al individuo en cuestión a la ingesta y rápida asimilación del mismo. Si lo prefiere no agite el envase y brinque, sosteniendo en su mano derecha el medicamento, con saltos cortos y mostrando la lengua. Esta acción en realidad no va a servirle a usted para nada, pero resulta divertido conminar a la gente a hacer estupideces sin sentido.
-Guarde el producto en su bolsillo; al parecer viene alguien y no querrá ser descubierto infraganti consumiendo drogas sin prescripción. Deje de saltar para evitar cualquier sospecha, salúdelo con la mayor de las displicencias y ponga su mejor cara de pelotudo. En el peor de los casos el individuo creerá que usted está loco, nada que no pueda remediar con una frase breve del tenor de: “Que fría está la mañana” ó “No hay como el ejercicio, no hay”.
-Cerciórese de que el fisgón se haya retirado.
-Abra el envoltorio y extraiga una gragea.
-Corrobore las proximidades y cerciórese de que no haya ningún elemento que pueda tentarlo al suicidio, en especial armas de fuego, armas blancas, cuerdas, corbatas, tarjetas de crédito o cualquier otro objeto posiblemente utilizado para aquel fin. Aléjese del cuarto de baño: en las pruebas experimentales han sido los retretes los preferidos por los suicidas para sucumbir ahogados.
-Zúmbese la pepa y rempújela con agua, vino, grapa, ginebra o cualquier otro líquido.
-Recuéstese y espere a que la droga haga efecto.
-Sufra como un marrano, apénese, llore, grite, patalee, insulte y siga llorando presa de la más terrible de las penas.
-El efecto irá cediendo paulatinamente hasta desaparecer por completo en un tiempo máximo de dos horas.
-Usted comprenderá entonces que su vida es un prodigio, que cualquier tristeza que antes considerara abismal, no será en nada comparable a la sufrida en aquel estado de agonía latente.
-Siéntase feliz, no lo dude. Ríase, llame por teléfono a viejos amigos, busque a su primera novia y agradézcale la infidelidad y el abandono. Busque a su jefe, ese que lo ha menospreciado los últimos treinta años y béselo en la frente, de ser posible invítele unos tragos que deberá fiar en el bar del barrio porque su sueldo no le alcanza para nada. Acuda a un pleno del Congreso de la Nación, ubíquese en uno de los balcones y aplauda a esos indoctos proctólogos que no abandonan jamás el hábito (al que uno puede acostumbrarse) de meterle al pueblo, día tras día, el dedo en el culo. Busque a su profesora de matemáticas tercer año (siempre que no haya muerto) y agradézcale efusivamente el uno que alguna vez le ha puesto, convirtiéndolo así en ese ser minúsculo, insignificante y sin futuro que es.
-Mientras usted se ocupa de estas tareas ya comenzará el cuerpo a experimentar la necesidad de consumir otra dosis. Usted irá sintiendo nuevamente que su vida es una completa basura, reconocerá nuevamente que sus tristezas cotidianas son agobiantes y menesterosas, que usted no es más, para el universo, que un minúsculo, transitorio, efímero e imperceptible punto. Sépalo: usted, como yo, es nada.
-No se suicide, siempre tendrá usted la posibilidad de tomar otra gragea o conformarse contemplando las desgracias de otro.

Capítulo V. Antagonismos y antidotismos.
Penadol es antagónico del Viagra. Se ha observado en los estudios preliminares que, mientras el Acetato de beta-penina actúa como un potente inhibidor del deseo y la potencia sexual (por su penosa implicancia), el sildenafil actúa opuestamente provocando una erección. Este mecanismo ambivalente lleva al ser racional a una confusión sistémica, pudiendo observarse coitos penosos; esto es: coitos, aparentemente vertiginosos y apasionados en los que el individuo llega a un orgasmo lastimero y para estallar en un llanto que puede prolongarse por varias horas o días, suplicando piedad a la pareja de turno y, en casos más graves, cumpliendo efectivamente aquella vieja y postrimera promesa de “No te preocupes que yo te llamo”.
No se conocen antídotos para la ingesta de Acetato de beta-penina. Los expertos aseguran que, como para todas las penas del hombre, el único remedio es el tiempo.

Capítulo VI. Efectos colaterales y secundarios.
Penadol puede ocasionar:
Arritmias cardíacas, hipertensión arterial, EPOC, impotencia sexual, disminución del tránsito intestinal, estreñimiento, anuria, deposiciones blanquecinas, náuseas, vómitos, anorexia y, eventualmente, felicidad.

Se han reportado en casos aislados tendencias, por parte de los consumidores, al arte. Cierto es que este hecho no ha sorprendido a nadie porque, al parecer, para hacer arte verdadero es necesario atravesar profundos períodos de pena.

Capítulo VII. Posología y vías de administración.
No existen restricciones en su consumo. No se han reportado casos de sobredosis.
Este último indicio podría resultar alarmante porque, o bien no existe un efecto orgánico destacable en dosis elevadas, o bien el efecto de la sobredosis es la muerte y que el no reporte de signos se deba a la imposibilidad de comunicarse que suelen tener los muertos.

Capítulo VIII. Epílogo.
Para dar término a este prospecto médico de Acetato de beta-penina – Penadol. Debo decir, amigos, que no se dejen engañar por los alquimistas que llegan, a través de comprimidos y grageas a ofrecer opciones, aunque estas fuesen momentáneas, para escapar de las penas.
Es que las penas, por difícil que resulte su asimilación, resultan ser el sustento de la vida de los hombres, alimento fundamental para el autocrecimiento; tan indispensables como el oxígeno, el amor y la felicidad. Y sepa que el hombre, de no haber experimentado el sufrimiento, jamás hubiese sabido de alegrías.
Ya lo sabe: Tome Penadol y siéntase, por un instante, el más dichoso de los apenados.

Texto agregado el 06-07-2009, y leído por 465 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
12-09-2009 Esta narración dice mucho más de lo que sus palabras muestran, el significado de su mensaje nos muestra el "hacia dónde vamos" y sus consecuencias "inevitablemente equilibradas por el par opuesto: Felicidad Pena". Te mereces 5* nabrolquiscem
14-07-2009 ingenioso texto... muy creativo... increible en contenido... jamás me habría imaginado tal fármaco... excelente. Lo que si podrias mejorar espaciando los dialogos entre si, eso facilita la lectura. Una sonrisa. Calvita
11-07-2009 de verdad amigo. te quedo genial. disfrute mucho tu historia. A lo que hemos llegado. Una pastilla cura-todo. 5* carolina52
09-07-2009 El Panadol, Paradigma de lo Gótico.... El_Indolente_Dubitativo
08-07-2009 admiro tu capacidad verbal y tu imaginación!!! me parece que vos de Penadol nada!! divinaluna
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