No los Olvides

Nunca olvides las tardes de largo caminar cuando andabas sin rumbo mientras escuchabas cuartetos de cuerdas. Esas tardes en que no tenías destino porque lo único que querías era evadir lo que estaba pendiente y sentirte sólo en medio de toda esa gente bonita. No los olvides, sentados en el cesped leyendo un libro o compartiendo el almuerzo con sus amigos y colegas; no olvides los travestis que se masturbaban unos a otros mientras tratabas de mirar a otro lado y aparentar que no notabas lo que hacían. No olvides los árboles del boston common, las hermosas mujeres semidesnudas caminando con sus perros, o aquellos hermosos hombres de negocios que paseaban con sus aparatos electrónicos. No olvides tampoco esas malditas tardes de verano, ese calor insoportable, esa humedad indescifrable, esa sensación de fatalidad a las nueve de la noche cuando el sol aún no se oculta. No olvides ese cono de helado estrellado contra el piso al lado del cesto de basura; las ardillas que escalan los árboles y el niño que le tira piedras a los patos. No olvides el viejo que escupe mientras fuma ni a la madre que arregla el peinado de sus hijos; no olvides los taxis que esperan al otro lado de la acera y el lúgubre ambiente de fiesta que se empieza a sentir. Pero más importante, no olvides tus tragedias; no olvides la que ocurre hoy en nuestra querida Honduras y que de nuevo trae las imágenes de ese oscuro pasado que creímos haber superado. No olvides la pobreza que se vive en nuestras tierras, tú, que estás hoy tan lejos de toda esta miseria y todo este abandono. No olvides la corrupción que nos carcome, la iglesia que nos corroe, nuestras eternas injusticias, nuestros paraísos soñados y nunca realizados. No los olvides nunca porque, recuerda, por más de que estés lejos, ellos tampoco se olvidarán de ti.