Enigma-9

La propiedad era grande y estaba a unos cien metros del cementerio ruso. Había allí muchos animales, típico de localidades del campo cercanas al pueblo.
Miguelito, hermano menor de los dueños tenia algunas características de retraso mental y su familia lo tenía ocupado en las faenas de limpia de los corrales de cerdos.
Cuando lo trataban de enviar más allá de los corrales, se resistía aduciendo en su lenguaje limitado que no iría ya que allí salía EL CUATRO CACHOS!.
Los demás se quedaban con cara de pregunta mirándose entre sí.
Un día el tío Lalo, de visita y después de varios tragos en el cuerpo, profiriendo improperios contra el CUATRO CACHOS , se dirigió a los corrales. Ya era de noche, luna llena en primavera, sólo en mangas de camisa, avanzó en dirección a esos corrales donde Miguelito no quería ir.
El tío Lalo era alto y fornido, tez muy blanca , ojos verdes. Cuando le ponía unos tragos de más, su cara se volvía roja y casi se le salían los ojos.
De pronto en la casa oyeron sus gritos!. Salieron todos a ver que ocurría y lo encontraron herido, rasguñado, con los puños ensangrentados botado en el medio del corral.
Y exclamaba ES VERDAD QUE EXISTE EL CUATRO CACHOS!... SALIO A MI ENCUENTRO Y ME ATACABA!. ME DABA VUELTAS PARA GOLPEARLO Y SOLO VEIA SU SOMBRA!... SAQUENME DE AQUÍ!!!
Parece que era cierto lo que Miguelito decía, que allí salía el CUATRO CACHOS!.... El tío Lalo no le creyó!
Cuidado amigos.... el CUATRO CACHOS anda al acecho!

Tursol