Hay una pila de periódicos colocados en una mesa, donde golpega el viento amenazando con voltear la pila. El puesto quedó abandonado sin ninguna justificación, comenzando a llover sin cesar. Ahora la pila mojada se inmuta del huracán por su peso, se burla de su enorme fuerza al sentirse aplomada.
En un momento comenzó a salir sangre del montón de diarios, haciéndose un charco en derredor de la escena. La mesa está colocada justo delante del cantero más tomando un poco de la vereda. La sangre se mezcla con la tierra pero también invade el paso.
Del cielo nublado, con truenos y rayos, aparece volando un cuervo negro, enorme del tamaño de un águila, que aterriza sobre la pila de diarios. La mesa con sus muchos soportes aguanta el bamboleo que ofrece el ave. Quien en un momento expulsó del pico un trozo de aro de lombriz infectada.
Entonces es que se aproxima un hombre vestido de diablo, parándose en la esquina delante del pájaro, pisando la sangre de terror que expulsa la pila hasta las baldosas. El cuervo despliega las alas como para partir en vuelo, pero sus patas se aferran al papel mojado quedando postergado el despegue. El diablo se comporta cual mago, usando su capa para ofrecer la magia, de hacer aparecer el cuerpo sin vida del encargado del puesto, quien al instante queda tirado al centro sobre el montón de diarios, mientras el resto se retira, el diablo haciendo mutis junto con el ave.