El otro día soñé con la Melodía del Universo.
Estaba flotando en la vastedad del cosmos, mirando miles de planetas, estrellas, cometas y nebulosas, danzando en el espacio al son de la Melodía. La música parecía llenarlo todo, parecía en realidad “ser” todo. Las notas no eran definibles por su sonido, sino por sus colores, tamaños, formas. Contemplaba miles de notas azules, notas rojo carmesí, notas gigantescas, notas diminutas, notas largas, notas lentas.
Y las notas penetraban en mi cabeza. Y me hacían ser lento, me hacían pensar lento, o tal vez tan rápido que no me daba cuenta del transcurso del tiempo. Intenté sostener un planeta entre mis manos, pero me di cuenta al instante que era imposible, que yo era demasiado pequeño... y ese hermoso planeta se alejaba girando, danzando...
Y yo volaba a gran velocidad, escuchando la Melodía del Universo, ese ritmo tan antiguo como el tiempo, tan cambiante como la vida, tan fuerte como la energía...
...
Y me di cuenta de todo apenas miré el planeta Tierra...
... Todos somos notas...
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