Este corto cuento esta dirigido a los niños y niñas de cortas edades con la finalidad de que descubran que el amor y la amistad puede a llegar a todas partes sin ningún tipo de barreras.
También quiero acotar que en ocasiones los adultos somos los que ponemos las barreras y no nos atrevemos a expresar lo que sentimos.
Una Bella historia de amor
Cuentan que en las profundidades del océano atlántico viven increíbles animales marinos. Pero lo más increíble de todo es que se desarrollaba un amor imposible entre un pequeño pececito, y una coqueta tiburoncita que vivía entre los arrecifes. Las sirenas le aconsejaban: _ Olvídate de esa tiburoncita. Esos amores te van a destruir. Y no solo te van a destruir nos pueden a comer todos porque viven con su camada de tiburones y anguilas. iNo te da miedo!_
Pero a medida que pasaba el tiempo nuestro amigo el pececito se enamoraba y se prendaba más de ella. A veces, en ocasiones a escondidas de sus amigos se acercaba al arrecife sin que fuese visto por las antipáticas anguilas. Le encantaba su piel gris escarchada y las bellísimas pestañas que tenían sus ojos. Solo que esos terribles dientes lo asustaban un poquito. Pero eso era un pequeño detallito.
Un día decidió ir a declararle el gran amor que le tenía. Así que le llevo las algas más ricas que se encontraban en los corales de su hogar. Nado a grandes distancias ya que el arrecife de los tiburones se encontraba un poco lejos. En el trayecto se encontró con una medusa, que un poco extrañada de que un pequeño pececito estuviese por esos lugares, le pregunto con sorpresa: _ ¿Que haces tu por aquí amigo? Estas en agua de tiburones_
_ Voy a visitar a la tiburoncita más coqueta y bella del arrecife. Sé que es peligroso, pero no puedo vivir sin ella. Y como todos tenemos un corazoncito voy a expresarle todo el amor que alberga mi corazón_ Le dijo con un gran suspiro a la medusa
_ Caramba, tu si que estas enamorado. Para ser tan pequeñín, eres muy valiente. Mira, esa tiburoncita tiene muchos enamorados, y son unos fieros tiburones. Ten mucho cuidado_ le recomendó la medusa.
El pobre pececito se le partió el corazón. Tendría que lidiar con fieros tiburones. No estaba en sus planes. Pero, ni corto ni perezoso decidió acercarse de todos modos al arrecife. Sabía que sería un suicidio. Pero como el amor es ciego
La medusa al ver que el pececito estaba muy decidido le deseo la mejor de las suertes para que conquistase a su tiburoncita.
Así que nuestro amigo el pececito se acercó sigilosamente al arrecife, y allí estaba la tiburoncita acicalándose, con unas piedras brillantes que se se encontraban escondidas en el arrecife. La tiburoncita al sentir un poco de movimiento se volteó rápidamente, y se quedo mirando al pececito más hermoso que había visto en su vida. Era del color del arcoíris con una cabeza totalmente escarlata, y sus aletas tenían un peculiar azul marino. Y aunque parezca incierto quedaron prendados uno del otro. Fue como un amor a primera vista.
_ ¿Como te llamas hermoso pececito?_ Le preguntó la tiburoncita con un fuerte tono de voz
_ Mis amigos me llaman escarlata_ temblando al ver las grandes fauces del animal
_ No tengas miedo. Eres un pececito súper guapo, no lo sabías. No como esos aburridos tiburones que siempre están rondando por aquí, _ Le dijo la tiburoncita moviendo coquetamente sus pestañas.
El pobre escarlata se sonrojo tanto, que se puso como un tomate. ¬Y agarrando todo el valor de que fue capaz le entrego las algas que cultivaba en su hogar.
_ Te traje estas alguitas_ le dijo el pececito con una mirada que conquisto a la tiburoncita
_i que bellas! Nadie me había regalado nada tan peculiar. Esos tiburones siempre me traen esos camarones todos podridos_ recordándolo con disgusto.
_ iEscondete! Allí viene el tiburón martillo, si te ve, te va a comer de una mordida sin pensarlo.¬_ le dijo la tiburoncita.
El tiburón martillo, que no era exactamente un encanto de caballerosidad le dijo a la tiburoncita: _ ¿Que haces tú tan solita por aquí? Vente conmigo vamos a comernos unos carites que viven cerca de aquí. iSi no vienes ,le diré a las anguilas para que te electrocuten!_
La tuboroncita lo miro con desprecio y le dijo: _ y quién te dijo que yo quiero ir. Me siento muy feliz en este rincón_
El tiburón martillo que ya se estaba impacientando. De repente sintió un movimiento extraño en el arrecife, y descubrió al pobre pececito en un santiamén.
_ Ahora si me voy a dar un banquete. Se ve muy suculento, aunque pequeñito_
_ i No te atrevas! Abriendo la tiburoncita sus grandes fauces.
_ ¿ Que te pasa? No me digas que hiciste amistad con ese pez.
El tiburón martillo como sabía también del carácter de la tiburoncita la dejo tranquila, pero no se iba a quedar con esa. Se lo iba a mencionar a sus hermanos. Pues no hay algo peor que un tiburón herido en su orgullo propio.
La tiburoncita dándose cuenta de lo que se avecinaba le dijo al pececito: ¬_Vamonos de aquí. Antes de que te coman y yo me muera de tristeza. Yo conozco una sirena que nos puede esconder de estos odiosos tiburones._
Así que se fueron nadando rápidamente del arrecife hasta el hogar de la sirena. La sirena en cuanto los vio, se dio cuenta que eran dos tortolos enamorados, y como estaba tan sorprendida no paro de reír.
_ En vez de reírte de nosotros, no nos puedes esconder. Mis hermanos vienen tras de nosotros. Están furiosos porque rechace a ese odioso tiburón martillo¬_ Le comento a la sirena.
Sin embargo, la sirena tenía buen corazón, así que los escondió en su cueva. Los tiburones buscaron, y buscaron y no los encontraron. Se cansaron tanto de dar tantas vueltas que decidieron irse de vuelta al arrecife.
_ Uds. dos si están en un aprieto, tu eres tan grande, y el es tan chiquito. Pero como el amor lo puede todo se pueden quedar por aquí un tiempo. Además estas tierras son mágicas, así que no los encontraran_ Les dijo amablemente la sirena.
La pareja estaba de un feliz. Los dos se ingeniaron para vivir juntos. Escarlata sabía a donde iba la tiburoncita todas las mañanas. Ella se iba de cacería para comerse unos peces que rondaban por allí, y el se alimentaba mientras tanto de las pequeñas algas que vivían cerca de su hogar. Así que ninguno se metía con el otro. Los unía el profundo afecto que se tenían.
Por eso dicen que el amor lo puede todo, y nada nos puede impedir ser felices si nos atrevemos a abrir la puerta del amor aunque las circunstancias sean muy extrañas. Y colorín colorado este cuento ha terminado.
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