Bien sabés que es culpa tuya

Hay piel cuando llegas
Abrazando las noches mías,
Cuando anuncias desnudez
Y tus carnes se liberan
De toda cadena del ropaje.

Hay vida si reptas, voraz,
Sobre este débil cuerpo,
Que ofrezco en diezmo,
Cantando salmos profanos,
Y sangra el alma, feliz.

Hay fiesta si abres los ojos
Y soy el panorama que abarcas,
La llanura febril que recorres,
El destino de tus manos,
Que buscan, que toman, que hurtan.

Hay cielo si entregas tus caderas
Al vaivén de mar y viento
Que propongo, descarado,
Agonizando bajo tu cuerpo,
Esperando el cauce desbocado.

Hay luz cuando dices amor
Y entre tus piernas nace.