Estoy cerrando las persianas, cuando me viene una enorme sensación de sobresalto, muy particular, que enseguida alcanza la categoría de premonición, de que la vida estaría representada solamente por el afuera, que yo a la vez que tapo la ventana voy entrando en la nada. Luego estando en la habitación, efectivamente percibo que es como una verdadera morgue. Pero mejor, apiadándome de mis miedos, opté por salir a caminar.
Aunque en la esquina tuve que detener la marcha para sencillamente atarme los cordones. Después de cumplido el propósito de ajustar el calzado, me acomodo por un momento en un muro de espalda a una Ligustrina a descansar de haber recorrido tantos centímetros de distancia. Pero alguien moja mi espalda con agua helada, es la vecina que está regando las plantas no habiéndome visto.
Sin decir nada continúo la marcha con rumbo incierto. Cruce la calle sin mirar y un auto casi me atropella, el frío no me permite concentrar la atención en algo.
Decido comprar cigarrillos e ir fumando mientras paseo. Me vienen a la mente recuerdos de la juventud, entonces se me ocurre la idea de ir a saludar a una amiga que dejé olvidada allá en esos hermosos tiempos pasados, que además se domicilia a unos pocas cuadras.
Pero ella me secuestró atándome a la cama con cadenas, construyendo una cárcel donde me encuentro encerrado desde hace varios años. Me alimenta igual que a una fiera, sin poder higienizar mi cuerpo. Ahora está viniendo para hacer su show y burlarse por unas horas ofreciendo discursos aterradores. Es en vano hacer bulla pues ha fabricado un bunker.
Pero yo casi siempre caigo en sueños profundos de los que pareciera nunca vuelvo, siendo el rey de un pueblo que me sigue. Y a Dios gracias, tengo un hermosa muchacha, de mi misma edad, que permanece todo el tiempo que dura la dormitada a mi lado, sin claudicar criando a mis hijos pequeños que llegan a ser generales.
Pero cuando desperté del quizás último capítulo, compruebo que estoy en un hospital público, que hubieron descubierto la verdad, por tal librándome de la loca.
Para lo cual en seguida me hice muy famoso, llegando a encabezar una revista Porteña de humor y lolas, haciendo de un payaso que cuenta que pasó las de Cain y aun sigue.
Sin embargo, a pesar de todo, en lo personal continuo hacia adelante; en la actualidad entre los gastos que tengo ya dudo de si no estaba mejor antes. |