Tazón de café
El mar amanece calmo y azul
De los cipreses, bañados de noche
Se desprenden gotas de roció
Y desde mi ventana la playa
Vacía, luminosa, calma, rubia
Merece un tazón de café

La chimenea tibio testigo del insomnio
Aun desprende leves espíritus de humo
Y en la habitación de luz intima, tenue
Restos de papeles, huellas de lucha creativa
Para conseguir plasmar en un verso
Los dictados de un alma inquieta

Allá en el jardín el sol abusa de las rosas
Sorbiendo las gotas de roció
Aromando el aire de sales y jazmines
En lo alto vagabunda de los cielos
Grazna una gaviota de pecho blanco
Planeando sobre mi casa blanca
Seguramente viendo como disfruto
De un nuevo tazón de café.