Colourless green ideas sleep furiously…I wonder why and how. Why is this like this and how did he end up with such a beautiful phrase to use and kill it slowly.
El señor Chomsky decía que sus ideas verdes e incoloras dormían furiosamente y mientras ellas hacían esto, él redescubría la lingüística. Pero por mi parte, solo puedo pensar en “ideas azules e insomnes que se cuestionan sus ideas furiosamente”. Es casi igual, solo que quizá menos aceptable y para nada gramatical. Aunque las dos últimas aseveraciones dependerán de cuál sea el tipo de esquema a seguir. Según el actual, estoy hablando disparates, según el del 57, es bastante lógico lo que digo. Pero para este caso, y quizá para un lector no ideal, son sinsentidos varios y curiosos. A la larga a nadie le importa mucho, mucho menos le podría interesar a él.
Ahora que estoy molesta con todo su brillante cerebro, muy mentalista, que aunque me agrade, me molesta, recuerdo a Nim Chimsky, el mono. Pienso si el hombre se habrá reído con ello, yo de seguro me reí de buena gana, sobre todo mezclando la imagen de un mono y la de este hombre en su sillón. Mientras piensa en sus ideas, se come uno que otro piojo y prueba que los monos no sirven para esto, o quizá sí, pero no logramos saberlo. Tampoco es como que sea relevante si el proceso de aprendizaje de un mono es o no comparable al de un niño, digamos que nuestra corteza cerebral nos da una ligera y amplia ventaja. Al final, un mono no podrá hablar un lenguaje humano de modo real, solo algo medianamente cercano, sin la menor sintaxis.
Es que sus verdes e incoloras ideas sacan multiformes canas en mi cabeza, innumerables estados en mis infinitas personalidades y una sucesión de mínimas expresiones. Me pregunto si habrá pensando en otros al idear sus ideas. Claro, hizo una reforma maravillosa, pero dios, cuán odiosa cuando viene un examen y todo se confunde.
Las verdes ideas duermen furiosamente, duermen en un prado sintáctico, mientras cada lexicón muta formalmente. Sus invariables rasgos. Verdes como los ojos de poetas, furiosas como mis manos al escribir, duermen nuestras ideas por ahí. Insertare infinitas cláusulas, para dar nuevos matices, azules o verdes o quizá morados, a sus ideas que no dejan de dormir. Es como ver ballenas, frágiles como copas de cristal, improbables según la estadística, y perfectas en todo sentido que iría más allá. Ay, es que entre tableros de interruptores, que son principios y son parámetros, y luego que en realidad son de poca utilidad, no se que creer, si en lo verde, lo frágil o en la luz tras el interruptor. Lo que si esta claro, desde el principio y hasta el fondo que hay un patrón común detrás, que permite aprender, ahora si es o no como el lo dice, quien sabe. A veces parece demasiado basado en el inglés. Muy bella lengua, por lo demás, recomendable para leer a Chaucer, uno de mis escritores regalones.
La lingüística no tiene fronteras, sea cual sea su forma de verla, pero siempre la noche antes, será molesta. Mezclaré al mono, que viene siendo una idea, con verdes pelajes y quizá durmiendo, mientras sueña respuestas acertadas para las preguntas que puedan surgir, tanto en la vida de un lingüista como en la prueba de una joven estresada…
En realidad, nada de esto tiene mucha coherencia, quizá, si el lector no esta familiarizado con las múltiples variaciones de las ideas de Noam Chomsky. Recomiendo, pese a todo, informarse, es un gran precedente y bueno, aquí sale satirizado por el estrés, un poco de varias ideas. Aunque sean solo palabras, quien entiende bien, quien no, estudie.
Sonría y hasta pronto… Quizá sea iluminado con la verdad y vea estas incoloras y verdes ideas durmiendo furiosamente por su mente. Quizá en ese minuto se pregunte cómo algo puede ser tan poéticamente bonito, tan práctico y tan esclarecedor sobre algo tan ajeno a la poesía.
|