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Segunda oportunidad

Ana despertó sola en ese mundo blanco, miró al cielo, brillante, aunque el sol había desaparecido, igual que todo lo demás a su alrededor.
Supuso que era una pesadilla, asi que gritó muy fuerte y la angustia la invadió por que supo que no estaba dormida, aunque nada era como cuando se durmió.
Se levantó del suelo. Su ropa tampoco era la misma que la de la noche anterior, ahora tenía solo una túnica de lino rústico.
-¡Por Dios! ¿Qué pasó? ¿Dónde estoy?-
Como no sabía que hacer, comenzó a caminar, buscando a alguien. Le sorprendió darse cuenta de que no sentía frío ni hambre o sed. Caminó mucho en aquel mundo vacío hasta que encontró a un hombre vestido igual que ella.
Ana no sintió miedo, casi nunca lo sentía. Se le acercó preguntando:
-¿Dónde estamos?-
La respuesta fue sencilla:
-No lo sé-
Ella lo contempló un rato. Era un hombre común, nada extraordinario pero para nada feo tampoco, también parecía inteligente, pero desconfiado, seguramente con un pasado algo turbio. Ana podía reconocer la clase a la que un hombre pertenecía con solo una mirada. Le dijo su nombre. Él era Germán.
Se sentó junto a él y hablaron durante un rato. El relato de Germán era idéntico al de ella, se había dormido en su cama y había despertado en ese mundo blanco y desierto.
También hablaron sobre sí mismos, ella de su infancia en el campo, la pobreza, su salida del pueblo y como terminó de prostituta en la ciudad, viviendo con el hombre que la manejaba. No lo soportó mucho tiempo y lo dejó, ahora se mantenía sola. No le pesaba demasiado su oficio, mantenía un nivel de vida casi lujoso y como podía elegir sus clientes, a veces hasta le gustaba. Era lujuriosa y los hombres eran tan fáciles de manejar en el sexo, como cera caliente en sus manos. De esta forma ella satisfacía sus ambiciones.
Germán le contó que ahora las cosas le iban mejor, ya no robaba autos, vendía lo que otros robaban para él y últimamente comenzaba a hacer negocios con políticos de segundo orden. Su único problema era una acusación de homicidio, no por que temiera ir preso, si no por que a ese no lo había matado él.
Entonces La Voz, asexuada, impersonal llegó a sus mentes, preguntando:
-¿Por qué creen que están aquí?-
Ambos miraron hacia todas partes, sin encontrar a nadie. Se vieron a los ojos y supieron que aquella voz estaba en sus cabezas. Respondiendo a sus pensamientos La Voz dijo:
-No, no están muertos, por el contrario, son lo único vivo en este planeta-
Ana, con una sensación de infinita pérdida, preguntó-
-¿Sos Dios?-
Y una carcajada divertida llegó hasta su mente, aunque ella hacia sus preguntas hablándole a la nada, La Voz seguía respondiendo en su cabeza y en la de Germán
-No, no como vos y los otros humanos imaginan a los diferentes dioses-
Y Germán pensó: Tampoco es el diablo. Un segundo después La Voz le decía a su mente:
-No, tampoco. Digamos que soy El Hacedor, si es para ustedes tan importante darme un nombre, aunque eso no es lo que me ocupa ahora. El asunto es que cansado de lo que los humanos estaban haciendo con Mi Mundo, decidí terminarlo-
Ana sintió que perdía la paciencia
-¿Y por que no estamos muertos? Obviamente sabés que no somos de las mejores personas que había por aquí-
Complacida, La Voz dijo:
-Esa es una buena pregunta Ana, sos inteligente. Al crear a los humanos, les di la posibilidad de elegir y tomar sus decisiones. “Libre Albedrío” lo llamaron en una de sus religiones. Bien, como los desastres sucedían uno tras otro, decidí terminar el Mundo, sin dolor, ni anuncios ni nada de lo que habían imaginado-
A esa altura, Germán tampoco tenia ganas de seguir escuchando esa maldita Voz en su cabeza
-Eso no explica que sigamos vivos-
-Si me dejan terminar entenderán. La Humanidad es mi mejor creación, casi nada de lo que han hecho lo pude predecir, su imaginación es tan poderosa y su voluntad tan férrea, que, sinceramente, no pude dejar de sentir pena por mí mismo al destruir mi propio invento. Asi que decidí probar de nuevo. Sé que ustedes dos no son lo mejor, según las últimas normas sociales, morales y eso. Bueno, cuando tuve lo supuestamente mejor, tampoco funcionó, entonces la lógica me indica hacer lo inverso. Si ustedes no lo logran, puedo recomenzar mi experimento-
Ana pensaba en lo que La Voz decía y sintió que algo en ella se rebelaba y habló:
-A ver si entiendo, según vos La Humanidad no es más que un experimento que salió mal y ahora lo querés empezar de nuevo para probar si se arregla. ¿Es asi? Por favor, quiero oírte, quiero que salgas de mi cabeza-
Entonces el aire se llenó con aquella Voz
-Muy bien Ana, si querés hablar, hablemos. Si, así es exactamente-
Sin pensarlo, por instinto, ella dijo
-Ni a palos, antes me suicido-
y Germán se asustó
-Callate, ¿no ves que nos fulmina acá mismo?- Y Ana lo miró con odio mientras La Voz no paraba de reírse. Luego dijo:
-Excelente Ana, increíble, aún al borde de la muerte, tu humanidad se rebela. ¿Ven ahora por que no puedo dejar de intentar?-
Germán quiso intentar algo, no quería morirse ni someterse tan fácilmente
-¿Y si no queremos hacerlo, que nos puede pasar?-
-La muerte, claro-
Ana no quería pensar en nada, por si acaso podía escucharla, pero pensar es algo inevitable. La Voz también se impacientó.
-¡Ana no vuelvas a pensar en morirte por tu cuenta!- Luego se calmó.
-Está bien, está bien. Quizás es difícil de entender, pero realmente, seria
una pena renunciar ahora. ¿No creen? Puedo darles algunas cosas para comenzar…Tengo otras parejas por ahí, pero ustedes serían los líderes, tienen que ser ustedes-
La ambición empezaba a apoderarse de Germán, si lo pensaba bien, no tenia nada de malo. Pero Ana…
La Voz preguntó
-¿Ana, no te gustaría tener lo que siempre quisiste, además de ayudar a la construcción de un mundo más justo?-
-No sé, la justicia no siempre es justa con todos-
-Muy bien, es una idea sobre la que pueden trabajar. Les daré las ciudades como estaban y la tecnología también. Del dinero, trabajo y reproducción se encargarán ustedes y las otras parejas. Tendrán animales también-
-¿Y como nosotros seriamos los lideres de los demás? preguntó Germán
-Puedo arreglarlo con los otros-
Germán trataba de no pensar y habló
-Ultima pregunta: ¿Por qué nosotros y no otra pareja?
-Son lo suficientemente inteligentes como para entender lo que sucede, ambiciosos enfrentar los problemas que se presenten y han experimentado sentimientos que yo no conozco pero servirán para que sean respetuosos y firmes con los otros humanos-
-¿Y todo va a depender solo de nosotros?- preguntó Ana
-Como ustedes creían que fue hasta ahora, si, pero eviten las guerras, posesiones de territorio y cosas como esas. Ya sabemos que causaron muchos problemas. Si quieren mantener las religiones, háganlo, pero recuerden: Si el mundo peligra de nuevo, se acaba. Adiós
Y La Voz se fue. Ana y Germán se miraron un rato en silencio mientras el sol y las nubes aparecían en el cielo, el aire se llenaba de sonidos y todo lo que había dejado de existir volvía a surgir, excepto los humanos, claro.
Entonces supieron que estaban solos, aunque nunca habían aceptado continuar ese absurdo, supieron que de ellos dependía que la Humanidad siguiera existiendo sobre la tierra y que lo único que les quedaba por hacer era aprovechar esa segunda oportunidad.

Sofi (14/11/1997)



Texto agregado el 30-06-2009, y leído por 464 visitantes. (12 votos)


Lectores Opinan
20-07-2009 Simpático el juego que planteas. Un hacedor o Dios que como un niño con Play station resetea el juego para comenzar de nuevo, a ver si esta vez logra llegar a la etapa final. Por otra parte -sin ánimo de ofender- esta nueva humanidad tendrá, así como los míticos Adán y Eva, a padres cuyos hijos y las nuevas generaciones serán unos Hijos de puta, además, con un cierto acento argentino (sos, vos) No estaría malo probar. NeweN
16-07-2009 Ese hacedor es bastante contradictorio. Dijo inicialmente: ustedes son lo único vivo en este planeta- y después dijo: Tengo otras parejas por ahí, pero ustedes serían los líderes, tienen que ser ustedes- Los primeros que creó no tenían la experiencia y el mundo fue un desastre. Ana y Germán tienen suficiente experiencia como para que el nuevo mundo sea peor. Ese deseo del paraíso que la iglesia nos ha metido entre cuero y carne hace que un cuento como este salga a la luz. Me parece que el esfuerzo que debemos hacer para desembarazarnos de esas creencias, bien vale la pena. Hoy vemos a través de los medios como las empresas nos invaden con anuncios engañosos para lucrarse. Creemos que eso es nuevo, pero la iglesia ha sido la gran maestra. Por qué no considerar que el mundo ha existido siempre y que no hubo principio ni habrá fin. El cuento atrapa al lector, aún, si el tema no es de su agrado. Saludos. fragoncum
12-07-2009 Una historia muy bien llevada que me atrapó desde el primer instante. Ademas hasta senti esa voz en mi cabeza... No sera que realmente El Hacedor nos ha dado una segunda oportunidad? betsyhaab
03-07-2009 Impactante historia. Dos seres diferentes uno es ambicioso, en cambio Ana es el humano normal, me encantó el cuento y en especial el personaje de la mujer.******** tequendama
02-07-2009 un relato atrapante, obliga a seguir hasta el final la lectura con mucho interes. ikarus_com
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