Historia de un ángel
De pronto la vida estalló, una simple célula que se convertiría de a poco en un ser humano, completo y vital.
Ella lo sintió dentro de sí, sin querer creer en la existencia de ese pequeño ser, que sin embargo, poseía la grandeza del universo.
La Vida siguió su curso dentro del vientre, las venas comenzaron a formarse, igual que el resto del cuerpo y un día el pequeño corazón comenzó a latir como para reafirmar que la vida estaba plena y completa en ese pequeño milagro.
Mientras tanto ella pensaba en lo que sucedía en su interior, sentía euforia, alegría, miedo, aunque un sentimiento solo comparable al amor le daba la seguridad de que él se encontraba ahí. Todo era demasiado confuso.
El pequeño milagro ya era lo que los médicos llaman feto y lo que los demás llamamos bebé.
Ella dejó de sentir miedo y una inmensa felicidad la invadió cuando supo con certeza que estaba embarazada. Su mente comenzó a imaginarlo y su corazón latía mas rápido. ¡Tenia tanto amor para darle! Volvería a ser mamá, criaría otro ser maravilloso junto a la hija que el Destino le había regalado tres años atrás.
Mientras ella tejía sueños de hijos jugando juntos, disfrutaba imaginando como su pequeño cuerpo se alargaba, sus dedos crecían en sus manitos y suponía que podía percibir sus emociones.
Pero, cuarenta y cinco días después de haber estallado, de la misma forma imprevista, la vida murió y durante los días que le quedan, una mujer se seguirá preguntando como hubiera sido la vida de ese niño, seguirá imaginando la sensación de ver sus ojitos, su sonrisa, tocar su piel, escuchar su voz y verlo jugar con su hermanita.
Y cada tanto, llorará al pensar en ese pequeño milagro que todos llamamos bebé y que Dios llama ángel.
Un pequeño ángel que se encuentra en algún lugar azul, jugando con rayos de sol y espuma de mar y sonríe cada vez que un bebé mira a su madre por primera vez.
Sofi (2002)
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