Un cuento es una unidad compleja donde todo tiene que ver con todo. Es alentador saber que rápido ha de revelarse el final. Decir cosas enormes en el mismo espacio asignado para las comunes, para finalmente participar desde allí encontrando un explicación de lo planteado. Haciendo que todo suene familiar. Estoy preocupado, pues en una de esas, rebalsa la ira de los hombres en forma generalizada. Ahora estoy yendo a votar, camino por la calle tocando las fachadas con la yema de los dedos de la izquierda, pero un lagarto arroja un mordiscón enorme. Además una madre con su hijo irrumpe mi paso, ella intenta tapar su aliento para no infectarme, mientras el niño sostiene al gigante, saludo haciendo una venia de corte militar dando un paso de danza Pop imitando a Michael Jackson, con zancadas hacia adelante, luego sigo normal, pero igual de indeciso sin saber aun a quién votar. Al ver la foto del documento me puse a llorar, cuando me hube percatado de como se pasa la vida de pronto, y yo sin hacer grandes cosas por mejorar. Tengo cuatro dientes menos de la elección pasada no habiendo acudido al dentista profesional. Pero de pronto se me vino una poesía a la mente, de forma patética estoy sintiendo que esta metida en el cuerpo, empiezo a escribir sobre un papel blanco para envolver alimentos. Mi mano hace buenísima caligrafía, mientras escribo voy dejando una estela de luces que se disparan de algunas pocas letras. Estuve escribiendo de corrido, sin parar, un año entero, trescientos sesenta y cinco largos días, de amasar la lapicera, de beber en pajita, de estar conectado a sondas para evacuar el vientre; de manejar una exelente inspiración, sin en ningun momento parar tan siquiera. Con la espalda doblada, hecha mierda. Cuentan lo que fueron testigos que en una oportunidad me salí del cuerpo en forma de ángel, y que luego estuve con mi gente unos días, con una gran parte de mi, allí sentada escribiendo.