Dedicatoria
Era una dama que anteponía el placer antes que la felicidad. Solo quería eso y lo quería ahora. Con uno o dos hombres y en algunos casos, tres.
Era una pajarita o mariposa de alas largas que saltaba de uno a otro musgo. A veces, les cambiaba los nombres. Los comparaba. No lo hacia por falta de virtud, no, sino por aburrimiento.
Se hacia devorar por sus conquistas. Se escapaba del sentimiento, pues amaba a todos y a ninguno. Una frase común, encuentro virtual. Web cam, con un tipo fogoso.
Necesariamente fogoso. Otro en el ascensor, metiendo rápido la braga en el bolso. Metiéndosela en la cosita, estrujándola, haciéndole mimitos de pendejo. Literatura falsa de una mujer virtual. Buscando más, el placer en los sentidos. Un roce y un click. La vieja del séptimo que renuncia a los sacudones de la cama. Un terremoto y luego nada, ni un temblor. Ni una frase. Donde no hay amor, pero tampoco dolor. Cómplice de la nada y el vacío. Un pequeño dínamo en la cosita, una mujer toda cuerpo y fuego. Letra fuego que entra por el ombligo de los siglos. Una venganza maravillosa que se la dedicaba a él.