Lo que se dice sin voz,
Se interpreta sin referente.
Pierde la lengua su articulación,
El significado, ambiguo por naturaleza,
Se mezcla en un desfile de connotaciones erradas.
Los signos cumplen cabalmente su función:
Nos engañan distrayendo la intención
Por eso, entre lo que callo y digo,
Oculto mis sentimientos,
Y entre lo que digo y callo enmudezco de repente.
Repito sin cesar el error de decir todo lo que pienso,
Pero no pienso todo lo que digo…
Tal vez se haya hecho epidemia
Porque tú interpretación de mi referente
Produjo un nuevo significado,
Una ruptura entre contenido y expresión
Sin forma ni sustancia
Donde el verso libre da origen
A una pobre onomatopeya
De un corazón hastiado de latir.
Semióticamente entendible
Lingüísticamente absurdo.