Parece todo una excusa para decir la palabra sotomonte, pero no. Esto es un caso real. Me pasó a mí. Nunca más llamo a la agencia de Remis 'Los hermanos'.
¿Hasta dónde me dijiste que ibas? Fenómeno. Sabés qué, sentáte adelante mejor. Sí, mejor. Si no, viste que se da una distancia con el cliente que no me gusta. Me llamo Ernesto, ¿vos? Igual que mi hija. Ahí va. Mirá, piba. Ponemos la llave, bien, mirá, así se enciende un auto. Bien, ahí vamos. ¿Viste? Este Renó 9 es un crac. Mirá, mirá, una loma de burro. Así se pasa una loma de burro, aah, sí. Despacito, despacito y segunda. ¿Viste? Segunda, ¡aaah! Sí. Qué lindo. Upa, mirá ese gil que nos quiere pasar. ¿Sabés lo que se hace cuando uno te quiere pasar? Mirá, piba, aprendé. Ponemos segunda, sí, segunda, nos corremos un poquito para la derecha y ¿quién es el dueño de la calle ahora, gil? Ernesto. Tomá. A estos giles que se pasan de piolas hay que ponerle los puntos, pibita. Es así. Upa, mirá la cara de perejiles que tienen esos dos que van ahí. ¡JA JA! Perdón, vas en otra. Bueno, pero estás aprendiendo. ¿Eh? Y sí, piba, vos aprendé. Epa, epa. Se nos cruza un gato. No es un gato. ¿Qué es? ¿Un chancho? No, no es un marsupial, nena, es un pecarí. A esta hora no se puede, está lleno de animalejos. Sí, ya sé, pleno Lanús, pero el pecarí ahora es un bicho urbano, viste. Están en todas partes con esto de la tala del sotomonte.
Este remisero se mueve por zona sur porque tiene labio leporino.
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