Amarillas hojas cuelgan de árboles inclinados por la vejez del invierno la tarde es una cúpula repleta de nubes oscuras el viento se siente ajeno y se desconocen sus caricias en el rostro. Hoy la pena se ha echado a dormir en la espalda del día por la calle las gentes corren haciendo volar el espantapájaros del frío los niños miran con ojos saltones como burbujas alguien auguró mal tiempo y mi alma como siempre se puso triste. No es de mi gusto apilar mis huesos junto a los de otros en oficinas públicas mi corazón y mis pies son de la tierra, los árboles y el lodal mi libertad es mirar el cielo que se desnuda de lluvia. Tarde triste extensa como horizonte fría como mano de oficial público oscura como negocio de ladrones mi corazón y mi alma se pegan a ti y nos vamos oscureciendo los muros del Universo. Pena tarde y yo somos uno ahora brindaremos por lo que no tenemos cantaremos por lo que nos une y amarra casi inevitablemente.
Texto agregado el 26-06-2009, y leído por 142 visitantes. (2 votos)