Un nudo en la garganta, un hoyo en el estomago, un millón de ¿por qué? nadando en la cabeza. Tantas veces recreando las mismas escenas, la historia se repite una y otra vez.
No es rabia, no es rencor, es dolor y desilusión absoluta, me han roto el corazón con tanto engaño y melosidad barata, con tanta hipocresía, palabrería efímera carente de verdadero sentimiento, retahílas de mentiras, falsedad total.!! De nuevo, plasmando de mi pequeño universo a quien no lo merece, abriendo puertas a praderas planetarias para qué?
Es como si el tiempo se detuviera en ese instante, ese en el que siento que lo que ofrezco resulta tan poco, que nadie lo quiere recibir. Trato de seguir como si nada, siento que falta algo pero no quiero esforzarme en tratar de saber que es. Exalto los sentidos y elevo la imaginación, quiero no querer, pienso en no pensar, deseo no desear.
En momentos de soledad y repentina intranquilidad, gotas de alma empiezan a fluir sin parar, tratando de apagar un fuego que quema y calcina lentamente. Que dolor tan grande estoy sintiendo, mi fe burlada, mis buenas intenciones directo a la basura, mi inteligencia insultada y aquella frase a manera de lástima que detesto profundamente: cagada con la flaka!!!!. Me pierdo en el espacio y me desconecto de este cochino mundo unos instantes, empiezo a armar el rompecabezas, asocio todo, ato cabos y llego a dolorosas conclusiones tentativas, susceptibles a cambiar después de haber puesto a prueba las hipótesis, ante todo soy mujer razonable y calmada, tanto que siempre proyecto esa imagen de nada me vale o todo me importa un cu-lo, pero por dentro estoy desgarrándome a pedazos. Es como si tuviera un letrero escrito en la frente, un imán, no es casualidad!
De mil manzanas buenas siempre saco la podrida, pero frente a los pronósticos de posible intoxicación, me juego a la suerte pensando en que saldré ilesa o que quizás no está dañada como todos dicen y resulte ser dulce, jugosa y muy apetitosa. Comienzo lavándola con cuidado, limpiándola suavecito, con mucho cariño y dando pequeños mordiscos que voy disfrutando despaciosamente, no sabe tan mal -me digo- y continuo tratándola como si fuera la más sabrosa de todas, sin duda la quiero para mí. Ya entrando en la recta final, cuando me la he devorado casi por completo, sin dar anuncio sale un gusano que se enrolla alrededor de mi cuello, provocando grandes e irreparables heridas y dejándome al lecho de la muerte. Lo miro a los ojos con gran tristeza, estoy en el limbo, un lapsus mental, no entiendo por qué me ataca de esa forma. No puedo decir nada, no soy capaz de decir nada, dejo que mis ojos traten de hablar por mí y proyecten esa mirada de angustia, desconsuelo y desilusión que de nuevo vuelve a relucir en mi cara y que con el tiempo, mucho tiempo se irá.
Hay desprecios que se agradecen, verdades dolorosas que tarde que temprano salen a flote, e imágenes destrozadas por completo. Se cayeron las mascaras y con tristeza me doy cuenta que todo ha sido una farsa, el cuento resulto ser una horrible pesadilla y que el protagonista siempre fue un villano. La ingenua abatida en combate a manos del que más quiere, alicientes pasajeros no permitieron dejar ver que la flecha iba directo al corazón.
Como un trapo
. Fin.
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