Cuando dos se aman
como nosotros
hay un imposible.

Cuando dos que se aman
se miran, como nosotros
la muerte toca una campana
y miles de ángeles negros
llueven desde el cielo
como alfileres.

Pero cuando no estás,
ah,
cuando tus dedos chuecos, sí
adorables y chuecos
no acarician mi barba de lava,
la geografía aguda de mis
abdominales
o el volcán que me crece
escupiendo azufre
entonces te imagino entera
entrando por mi puerta,
te imagino a vos, tu cuerpo dorado
tus surcos, tus planetas oscuros
rodeándome, atrayéndome a tu órbita
y mientras caminás por la calle
o te das una ducha o decís algo
a alguna amiga sobre lo contenta
que estás conmigo,
en ese momento te soy infiel, sí
y te engaño con vos misma.