En la privacidad de mi habitación oigo tu voz…
Tu voz dulce y calida que me apacienta y me aconseja.
Por que solo tu, señor conoces mi corazon.
Solo tu señor me enseñaste a perdonar y perdonaste mis pecados.
Hoy tengo nueva vida, por que tu señor lavaste con tu sangre mis pecados.
15-OCT-2008
Texto agregado el 25-06-2009, y leído por 41
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