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Monólogo en dos pliegos

Personajes

Isaías…………………………………………….Un actor viejo y jodido
Una botella de whisky………………….Buchanan’s de 18 años
Crucifijo……………………………………….Que sea de buen gusto

Lugar: En la ciudad de Torreón, Coahuila

Época: Actual, en la noche de un día cualquiera

PLIEGO 1

ESCENOGRAFÍA

La acción sucede en la sala de la casa de Isaías, específicamente en la sobria sala, donde Isaías sentado en un cómodo sofá, con un jaibol en la mano y enfrente de él, en la mesa de centro, una botella de whisky Buchanan’s de 3/4, botellas de agua mineral y una bandeja con cubitos de hielo, existen dos puerta, una a la derecha y otra a la izquierda del escenario. Al fondo destaca un gran crucifijo. Debajo de éste hay una repisa con veladoras prendidas.

Isaías: ¡Y bien!, aquí estoy esperando el imperio de la muerte para dejar el imperio de la vida.
> Los amigos que me conocen dirán: “Pues que traes Isaías desde cuando tan mamón, muy melodramático. En el chupe como siempre, ya que te gusta de a madre, lo raro es que ahora estás solo e ingieres del fino y no el pinchurriento chínguere que acostumbras”
> ¡Perdónenme por esta ocasión!, un suceso que ha pasado, me movió el tapete a lo pendejo. Algunos pontificarán que es parte de la vida, pero yo digo que ¡son chingaderas! Hoy en la tarde en la consulta con el médico especialista, me dijo éste cabrón: “Sr. Isaías, los análisis son contundentes, tiene un linfoma maligno resistente a los tratamientos conocidos por la ciencia, no tiene caso someterlo a radiaciones, quimioterapias o algún otro método alternativo, las reacciones secundarias que producen estos procedimientos son muy molestos y sólo lo harían sufrir, sin beneficio alguno”, éste largo párrafo lo recitó con voz engolada y con la vista fija en las nalgas de la enfermera que lo asiste, que se cae de buena.
> ¡Vaya paradoja de la existencia!, yo, en representación de la muerte y el pinche médico brujo con su lascivia, de la vida.
> En estos momentos, surgen muchos recuerdos y más con el calorcito que me ha producido el trago, ¡qué sabroso es el whisky!, con razón los ricos lo toman, lo malo es que con la enfermedad ya no aguanto, tres mugrosos drinks y de inmediato clavo el pico, me arrano y el sueño me vence.
> Mis padres, que ya murieron, siempre estuvieron orgullosos de mí, ¡pues cómo no!, si era chaparro y feo, el clásico niño cuatro ojos, aplicado, que llevaba la tarea y barbero con los profesores, ¡puros primeros lugares en la escuela!, pero con las chavas ¡nanay!, sólo me hablaban cuando estábamos en exámenes para que les prestara los apuntes o les soplara en las pruebas. Y los chavos, ni me pelaban, pues lo bueno que era para los estudios en contraste era malísimo para los deportes.
> Por ser un as en las matemáticas estudié ingeniería eléctrica y aquí estuvo lo bueno pues desde pasante entre a trabajar a la Comisión Federal de Electricidad, gracias al paro que me dio mi tío, que era caca grande en el sindicato de electricistas, viejo mañoso, nunca dio golpe en el trabajo, se la pasó siempre en comisiones sindicales y como él decía: “representando a sus compañeros”, por lo que se sacrificaba empleando los dineros sindicales en todos los congales conocidos, con preciosas damiselas y caldos de la mejor calidad, pues no era correcto que el líder bebiera vino corriente y se ocupara con viejas feas y por lo mismo baratas. Cuando mi tío murió, sus amigos estaban preocupados, pues sabían que no se iría al cielo, pero yo pensaba que al infierno tampoco, pues el diablo de ninguna manera lo aceptaría, pues con lo enredoso y motivoso que era, capaz que agrupaba a los condenados en un sindicato y el diablo ha de haber dicho ¡Ni madres!
> Mi vida ha sido plana y realmente muy rutinaria, cuando ya tenía buen sueldo en la chamba, las chavas comenzaron a fijarse en mí, desde luego, yo sabía que no era por guapo, sino que era por la lana, escogí a mi santa esposa—bueno es un decir, realmente ella fue la que me escogió—, lo mejor que me ha sucedido en mi vida. Muchacha modosita que había estudiado en escuela de monjas: el colegio La Paz, llena de virtudes morales y religiosas, ¡es re-mocha! Para ser honrados, no me casé con ella por sus virtudes sino porque estaba ¡re-buenota!
> Mi mujer ha sido feliz conmigo, porque he sido ratón de un sólo agujero, y no porque no me gusten las viejas ajenas o prohibidas, sino por natural timidez, así que sin presunción por mi parte siempre le he hecho a ella, muy buenos trabajos, la prueba está en los tres hijos que tenemos. Con lo persignada que es mi esposa, nunca me imaginé que fuera un volcán en la cama, se hace verdad el dicho: que lo decente no quita la caliente.
> Mis hijos son lo que todo padre quisiera tener: profesionistas, casados, con buenos trabajos, y viven independientes. Yo me jubilé por años en servicio con muy buena jubilación, ya que al jubilarme era uno de los jefes de la CFE local, yo, si me chingue trabajando, no como el güevón de mi tío. Mi mujer ahora que yo cuelgue los tenis se quedará con una excelente pensión por viudez.
> Ya se me cansó el caballo y apenas llevo cuatro whiskies, espero que las veladoras que puso mi mujer a Chuyito no causen un incendio. Ella se fue a la catedral a rezar por mi salud, me dijo antes de salir: “los médicos que saben, verás que Dios no nos abandona y pronto te curaras”.

PLIEGO 2

ESCENOGRAFÍA

En la noche siguiente en la misma sala, ya sin el crucifijo ni las veladoras y la botella de whisky con la mitad de su contenido, el resto igual.


Isaías: ¡Qué desmadre fue el día de hoy!, mis hijos y las hipócritas de mis nueras llegaron, supuestamente a solidarizarse conmigo, trajeron desde luego a los latosos de mis nietos, ¡escuincles cabrones!, se la pasaron como las moscas: chingue y chingue. No cabe duda que no se le ha hecho justicia al buen Herodes, cuando mandó matar a los inocentes.
> Mi vieja quiere que me confiese con un cura, al que le dicen el padre grillo, ya que se la pasa en la grilla política y que tiene un santuario con un cristo igual que el que hay en Brasil, en donde saca harto dinero, pues es un paseo turístico. ¡Valiente cabrón de cura, le gustan de a madre las viejas, los viejos, sobre todo los chavitos!, como me habían puesto de mal humor tantas visitas de familiares, porque no sólo llegaron mis hijos, sino que también mis hermanos, amigos y un largo etcétera, pues mi esposa como siempre se la pasó pegada a los teléfonos: el fijo y dos celulares que tiene, todo el santo día en el chisme y con una actuación digna de una diva trágica de la escena teatral. ¡Total!, me encabronó mi mujer y que la mando a la chingada junto con su crucifijo y sus veladoras.
> ¡Confesarme con un cabrón! ¡Valiente chingadera! Aquí sólo con mi pensamiento, mi conflicto actual, el choque conmigo mismo. Yo mismo me confesaré, me perdonaré y me daré la absolución.
(MIENTRAS CON FRUICIÓN BEBE DE SU VASO HASTA TERMINARLO Y CON PARSIMONIA SE PREPARA OTRO JAIBOL).
> ¡Vamos a ver!, por donde empiezo: La religión. Desde pequeño mi mamá me educó en la religión católica, y tanto ella, como en la doctrina antes de hacer mi primera comunión me enseñaron un hermoso cuento de hadas, que los niños bien portados, que diosito, los ángeles, el cielo y si te portas mal el infierno. ¡Puras ilusiones!, desde la preparatoria me di cuenta que sólo son buenos deseos. Por rebeldía me hice masón, ¡gran error!, los masones son una bola de gorrones e hipócritas, “¡más zoneros que la fregada!”, decía mi tío que los trataba en la zona de tolerancia de Torreón, Aquella que cerraron y que se distribuyo por toda la ciudad.
> Tengo entendido que me quedan aproximadamente cinco meses de vida, y debo dar gracias que ésta enfermedad fuera de la debilidad, no me producirá dolores, ni parálisis o algo semejante tan molesto en las personas desahuciadas, así que si convenzo a mi mujer que no la haga de tos me la puedo pasar tranquilo.
> La inmortalidad para mí, está en mi descendencia, esa es la verdadera otra vida. No la que dicen los religiosos. ¡Imagínense! ¡Chulo me iba a ver, encuerado, con alitas y tocando un arpa en una nube! ¡Qué aburrimiento!
> Mi mujer: ¿vaya problema que se le presenta? A ella que le encantan los devaneos en el himeneo. Si se vuelve a casar ¡en la madre, pierde la pensión por viudez!, debe aceptar que sólo se arrejunte que al cabo el servicio es el mismo. Que no se lo ocurra quedarse de a lión, ya que una mujer sin el riego del varón, se le marchita el carácter y se vuelven como las solteronas quedadas, con la enfermedad llamada carencia ferropriva con un genio de la fregada.
> En cuanto a mí, la verdad es que viví a toda madre, si de algo me arrepiento es de los pecados que deje pendientes, todo aquello que por miedo a la sociedad o por mi propia timidez no hice. ¡Pero ni modo!, tuve muchos ratos agradables y eso es lo que cuenta.
> Ahora me enfrento ante la nada, la muerte que se acerca y aquí puedo decir que no hay que preocuparse, mi convicción que voy a decir, que no sé, si es de mi autoría o me la estoy fusilando de algún pensador que es lo más probable, es lo siguiente: mientras viva, soy yo, cuando muera ya no seré yo. Y basta de filosofía y de confesiones y vamos mejor a oír la música que me gusta y tupirle con alegría al güisqui.

ISAÍAS BEBE DE SU VASO, SE QUEDA DORMIDO Y LAS LUCES SE VAN APAGANDO EN EL ESCENARIO.



Texto agregado el 24-06-2009, y leído por 349 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
17-07-2009 Espectacular el texto, pero esto...justicia al buen Herodes, cuando mandó matar a los inocentes..es, sencillamente genial ohayoo
29-06-2009 Excelente!! no aburre ni por un momento. El personaje es pintoresco, con la chispa del que habla sin filtros y sin tapujos. Encarna la amargura que todos tenemos en ocasiones. Te felicito, aquí hay mucho talento. 5* campana
 
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