Véndela, sáltala,
cométela toda,
llévame al infierno,
déjame en la plaza
con un vino rancio
no me importa madrugarla,
tengo cinco años
de angustia acá en la panza
Por la calle viene
y ya parece que mata,
tomado de la boca
se clava en mi espalda,
me arrastra por el suelo,
la persigo en pelotas,
retoba si le bajo
si la quiero se acongoja
no deja que la coja
de la mano, le da rabia
lleva en el cerebro
incrustada una mortaja
entrando por los ojos
terminando en la garganta
cuando raja pa’ la esquina
donde más le llueve plata.

Quise ser su Cristo
y corría como tonto
a verla menear los brazos
y le oí rezar a todos
un pedazo de bailanta
en el nombre de los broncos,
le bailamos los berracos
pero respondió muy poco
Para terminado el boche
era sábana de otro
la barra perjuraba
haber besado su rostro
cumplir un sacrilegio
con tal de hallar un modo
de permanecer un rato
hueveando en su entorno
Nada que hacer
más que capitular
ese culo moreno
dejó la cagá
no alcanza quererla
no sirve amar
ni oler bien.
ni hablar mal

Tengo a las huevas
amarrada una derrota
un fracaso desabrido
que sangra y ahorca
y en toda la cuadra
van celebrando joda
que a las ganas que traigo
las conocen todas
Y porque entiende harto
aprieta cuea el Diablo
no es que tema de hueones
es que no está pa’ tangos
porque no nomás
ni porque cueste tanto
verme apenas venir
susurro; “pico’ e caballo”
yo a huevones lamentosos
solo guardo, solo guardo
después que ya olvidaron
a su nena de amor blando
después de estar ya secos
de zorra, chacal o perra
luego de ver entrar
a la luna nueva