El forastero llegó fatigado a la estación desierta junto a la valija que alguna vez quiso dejar olvidada, en ella cargaba sus grandes pecados acumulados a tan corta edad. Estaba cansado, había recorrido ya casi toda la ciudad para que el Willa no lo encontrara.

Se dirigió aprisa al estacionamiento.

-¡Dónde la abro! ¡Ah, ya sé, me parece que aquí hay un buen rincón, nadie me verá!

Sudaba al sentir el tren cada vez más cerca. Sin embargo, como todo un profesional, extrajo con rapidez una blusa con manchas de tigre de su valija, luego una falda corta de cuero, unas medias negras y unas botas largas de taco alto. Terminó de vestirse con una peluca rubia, y el collar de perlas, finalizó con el sobresaliente maquillaje y el lápiz labial rojo.

La figura del forastero brillaba tentadora, como la de una mujer, ahora era la Tiare. Poseía unas facciones al borde de la perfección, y él lo sabía.
-¡Cómo no va a estar loco de amor por mí el Willa, si soy tan rica! - sonriendo se dijo cerrando el espejo-
De pronto, recordó la última vez que estuvo con él.
-¿ Tiare tu me amai?
La Tiare al escuchar esas palabras se estremeció, pero sus deseos de robar y de matar, sí le eran necesarios.
Alejándose rápidamente, el Willa aseguró:
-¡Te amo y no te voy a dejar!

Ahora el forastero murmuraba sudoroso: -¡Siento que me enamoré del Willa, por eso no lo he liquidado!-


Mientras los pasajeros descendían apresurados, la Tiare esperaba conseguir un nuevo cliente, como de costumbre, cargaba su inseparable valija repleta de billeteras, joyas de valor y además un pequeño revolver.

El quinto pasajero era un viejo de bigotes, al cual le relucían las pulseras y los dientes de oro. Al ver a la Tiare le preguntó:
-¿Cuánto cobras preciosa por una noche eterna?
-¡Pero Willa ... Willa! ¿Eres tú?
- Sí, mi amor, vine a buscarte, te dije que te encontraría. -
La Tiare sorprendida, con rabia y a la vez deseosa de abrazarlo, apretó la valija e inconscientemente se acercaba al revolver.

- Busquemos un lugar y después te diré cuanto te voy a cobrar Willa - le respondió sin mirarlo.