Un manantial de vida había brotado en tu ser.Surgió desde lo profundo de tu vientre y lo alimentaste con tu sangre.Aun era eso,una gota no más.Pero, decidido,deseaba progresar.Donde antes no había nada,hoy la vertiente se ensanchaba,y la vida misma nutrió al manantial.Éste crecía y se agrandaba.Contento daba pequeños brincos, se sentía feliz,y soñaba.Ilusionado,quería ver la luz y el mundo externo.
Pero una noche llegó la fatalidad.La fuente se había secado.Sin su contenido no podría sobrevivir.Triste,silencioso y casi acabado,yacía inmóvil,en su ahora inhóspito lecho.La vida, ese precioso don,llegaba a su fin.Pero de repente unas fuertes sacudidas le indicaban que no debía disminuir sus esfuerzos.La lucha comenzaba de nuevo.La vertiente lentamente se llenaba y él cobró fuerzas y vida.Primero fueron unas gotas,luego un arroyuelo,un río y finalmente un océano.
Ahora atravesaba el último tramo de su viaje.Finalmente alcanzó la luz que tanto anhelaba.Se sintió libre y sin ataduras.

Su mística creadora lo acunaba en sus brazos...
Se volvió manso,apacible,unido y separado a la vez de la vertiente maternal.

Un mundo nuevo le sonreía.