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Muriendo en el aire
Los pasos ligeros. Segundos de tiempo disociados en mi mente. Unos versos, unas manos fuertes, muy suaves… el miedo a no encontrar la lluvia fuera, al salir, al llegar, y el sentimiento aplastante de los cuerpos vacíos contra las paredes sin rincones…
El aroma del miedo que se acerca, cada vez más.
El ruido de los sueños.
Y las partículas de humo flotantes muriendo en el aire húmedo.
- Muriendo en el aire.
Voy llegando a unas manos que acarician.
-Es en el recuerdo.
Se resaltan en la nada radiante y me van nivelando. El exterior aún duerme o no existe. Está empapado por gotas invisibles que lo cubren.
Y no distingo la luz.
Colores sin sentido van modelando otros ojos.
Ahora llueve algo mágico que choca contra mí y me transforma. Lluvia de sol…
Y la suavidad reaparece.
Toco mi cuerpo y siento algo. El agua acaba de caer sobre mi pelo y distingo correctamente mi silueta. Miro fuera y las figuras de lluvia se dispersan.
Y tú vas desapareciendo, te vas alejando.
Y ahora, justamente ahora que todo esto debía estar finalizando, yo recuerdo…
Es extraño.
Pero recuerdo.
Puedo verme sentada junto a una mesa de mármol en un café de alguna ciudad soñada, puedo vivirme en una conversación definitiva, retenerme en unos restos de manos que atardecen débilmente o para siempre, puedo impregnarme de unas miradas suaves que sonríen, quedar atrapada en unas cuantas canciones que ahora nos separan, o sumergirme en esas dos copas pequeñitas llenas hasta el borde de deseo….
Y recuerdo…
La luz de la vela me contagia, la música me contagia, el sonido disperso de tu voz a oscuras me contagia.
Y me dejo llevar.
Voy hacia un lugar con focos tenues, con ruidos en silencio, con multitudes fantasmales que ocupan nuestro lugar y nos rechazan. Ahora nos rechazan.
Y tus brazos cuelgan de mi pelo.
Y mis manos te atan.
Y un ángel exterminador nos detiene en ese frío instante de la muerte dispuesta…
- ¿Acaso hay salidas?
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