En la vida de todo ser humano existe una persona que nos enseña lo que significa el primer beso,
la emoción de saber que hay alguien que espera por ti.
Se es demasiado joven para pensar e intentamos al máximo conocer la sensación que produce una caricia, reímos más fuerte y nuestro cuerpo vibra sin control alguno.
Las palabras no encuentran lógica ni sentido. Pero creemos firmemente en que ese amor es real y lo es, porque amamos sin reserva y sin temores.

Conocí así el amor que llego de manera sorpresiva, arrasando y cambiando mi cosmovisión.
Aire freso en tiempos adversos y un tanto difíciles de comprender. El mundo estaba cambiando al igual que yo.

Él era también muy joven para mentir pero no lo suficiente para evitar dejarse llevar por una gran pasión.
Conocernos y compenetrarnos fue fácil, nuestra historia y la falta de amor, eran la causa para nuestra búsqueda para nuestro áfan de mantenernos cerca.

Toda historia debe tener un principio y final, la vida debía continuar y tuvimos la capacidad de soltarnos de ese sentimiento o quizá fue el quien me dejo partir.
A los dieciséis años el dolor es tan fuerte como a los treinta. Sin embargo, se aprende a soportar en más de una forma.

No fue fácil confiar no fue fácil olvidar.

En ocasiones los recuerdos pesan demasiado porque tendemos a abrazarnos al pasado y a las promesas.

Recuerdo que esa tarde de Septiembre llovía y mi pecho albergaba un torbellino creciente, al escuchar su adiós.

Hay despedidas muy breves.
Mi alma enmudecida. Y solo había algo que templaba mi cuerpo, eran un par de lágrimas corriendo intentando aligerar el desconcierto.
Que haría yo con tanto dolor, quien estaría ahí para tomar mi mano y soportar el porvenir.

Eso fue todo nunca mas volveríamos a hablar ni a mirarnos como en esos días.

El amor se expresa sin miramientos.
Y este amor es resultado de una gran necesidad de escapar de uno mismo. De intentar jugar con el destino sin medir consecuencias.
Es peligro, porque nos hace explorarnos hasta las entrañas y entregarlo todo sin límite alguno. Al escuchar esto pensaras así debemos amar.

Pues bien este tipo de amor es solo una prueba para demostrar que eres capaz de ser mejor de lo que tu mismo puedes visualizar.
Es una guerra entre tu razón y tu corazón.

Es probar que tu alma vive.
El primer amor es el primer ensayo, es el primer escenario, algunos permanecen en el,
otros avanzamos, la justificación a esto es quizá que nos encontramos antes o después con el receptor exacto de ese amor que nos fue asignado.

Si has tenido que avanzar debo decirte que el amor generado no se evapora, no muere, ese amor se alimenta de ti, se nutre de tus experiencias y se vuelve más sólido con el paso del tiempo, no se rinde en el proceso, sino que al igual que tu confia en encontrar un próximo escenario, una próxima melodía y esta dispuesto a manifestarse en el siguiente beso y en la siguiente caricia.