¿Es verdad o estoy soñando ?.....Ah, estaba soñando. Éste es mi marido.
¿Qué te pasa nena ?, hace ocho años estás casada con este hombre y seguís soñando todas las benditas noches con el otro. Si aquél, el que fue el amor de tu vida, tu primer experiencia, el que te hizo descubrir el placer de amar, también el que te provocó los mayores dolores de cabeza pues era un Don Juan incorregible que no podía controlar su permanente deseo de conquista. Y vos, boba, enamorada hasta las patas, le perdonabas todo porque te decía: que vos eras su verdadero amor, la mujer de su vida, las otras eran mero pasatiempo que necesitaba para satisfacer sus delirios de galán irresistible. Y a pesar de todo eso seguís pensando en él, noche tras noche vuelven a tu mente las imágenes de aquellos años cuando con tus jóvenes veintipico transgredías todas las reglas impuestas por tus padres, por la sociedad, incluso por tus amigos, atravesabas todas las barreras que se te interpusieran en el camino con tal de estar con él. Grandes dolores de cabeza le provocaste a tus viejos con tus andanzas, ellos creían que la nena era una inocente pinturita y vos estabas disfrutando de la dicha de amar locamente al experimentado, buenmozo y encantador hombre que ocupaba tu pensamiento día y noche. Si, dicen que sos muy racional y la razón primó sobre la locura y aunque te volvía loca te diste cuenta que toda una vida con él terminaría siendo un calvario porque indudablemente ibas a vivir amargada, sabiendo que nunca cambiaría y...aunque fueras y realmente supieras que eras su verdadero amor, no dejaría de engañarte con cuanta mujer de su agrado se cruzara en su camino, porque era más fuerte que él, tenía que conquistarlas. Ahora mirá a tu lado, si, a ese fiel y comprometido hombre que está durmiendo plácidamente ocupando la mitad de tu cama desde hace tantos años, miralo bien, si...lo querés, lo respetás, incluso lo amás, pero no es lo mismo...por algo tu inconsciente sigue trayendo a tu memoria y a tus sueños a aquel loco que te hacía vibrar de emoción en todo momento. Vos lo elegiste, vos tomaste la decisión de dejarlo ir al otro, para que pudiera seguir su correteo por la vida, sin parar en ningún nido. ¿Qué será de su vida?, ¿pensará en vos alguna vez?, ¿habrás sido realmente la mujer de su vida?. Sin duda él marcó la tuya y no te arrepentís de nada pero ¿vos habrás marcado la suya? Hace poco un amigo mutuo lo encontró en San Pablo, más viejo, más gordo pero manteniendo un look juvenil porque se niega a envejecer y recordando viejos tiempos le confesó que vos habías sido su mujer pero que te perdió por boludo. Así es la vida, a veces se pierden oportunidades y quedan marcadas huellas imborrables a pesar del paso de los años. Si, pienso que de alguna manera se la debo haber marcado, no creo que me tenga en su lista de conquistas como una más, quiero creer que nuestra relación fue especial y diferente.
Hace quince años que lo tenés en la cabeza, es hora de que lo borres. Por lo menos, ¡no te equivoques y vayas a pronunciar su nombre en tus somniloquios! Dejá prendida la lamparita de la conciencia que siempre anda por ahí latente y acordate , en ese momento crucial, en el que tenés una cara de alegría, satisfacción y placidez total, de decir el nombre de tu marido y no el del otro, por favor!!!
Ahora que estás por despertarte de verdad, porque va a sonar el reloj, tené cuidado, no te confundas.
—Buen día mi amor, ¿ dormiste bien?. Yo.... de maravillas.
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