Mis nervio alterados, ya no doy más. He recorrido calles, llamado a más de una puerta y no encuentro lo que busco y necesito. Llamados telefónicos, respuestas negativas. N o hay alguién que de solución al problema que me aqueja. La angustia más encima contrae los músculos de mí rostro.
Por fin cogí un dato, me costó comunicarme, muy ocupados todos.
-Imposible, dama, debe venir usted, a ninguno de nosotros nos permiten ni por cortesía acudir a domicilio. Son las reglas acordadas. La atenderemos con deferencia acá.

-Bien allí estaré a la hora indicada,.
Quedé laxa ver por fin que puedo descansar de mí anhelo de darle solución a este problema tan vital,eso creí.

Mí califont se descompuso en el encendido electrónico y en esta especialidad ya más moderna, el gasfiter de siempre no sabe arreglarlo,el es de la escuela antigua, me dijo. La nueva disposición determina que cuando se
coloca o se interviene el califont debe estar fuera del baño.
Debo retirarlo y llevarlo en un taxi, ahora ,antes buscar quien lo desprenda de las tomas de agua y lo retire de la pared para llevarlo a ese taller en el taxi y despues de cambiada la minúscula caja de el encendido hacer el viaje a la inversa.
¡Oh Dios! Cuánto clame por la ayuda de unas manos y fuerzas de un hombre. Mí padre está enfermo, mí hermano fuera del país.En realidad sufrí...
SILVIA PARRA BAEZA.