Historias de subte
Probablemente muchos supongan que si se escribe una nota en los tiempos actuales, debieran tratarse temas relacionados con la política, la ecología, la globalización o por lo menos contar algo más importante que las experiencias que se viven a bordo de un subterráneo. En este caso no va a ser así., voy a referirme a este tema banal, un poco porque muchas veces lo hacemos en charlas de amigos y otro tanto por el hecho de que no creo que esté mal que podamos discurrir sobre algo diferente.
Esta mañana bien tempranito, abordé el subte en la estación José Hernández para hacer un trámite en el centro y poder regresar así en un horario prudente para evitar las consecuencias de los amontonamientos que se generan en los horarios pico En la estación Olleros, subió una chica con una enorme mochila y carita de no saber de que se trata, por supuesto provocando la molestia correspondiente al tamaño de su carga., no era la única, son muchas las mochilas que vemos a diario los que tenemos que movilizarnos en transportes públicos. Que decir de lo que sucede al momento del descenso, si por descuido es apresurado, refriegan sin sentir culpa todo lo que enfrenten por el camino. Me pregunto ¿”Qué es lo que cargan”?,. ¿”por qué motivo son tantos los que necesitan trasladar semejante bulto que más bien parece que estuvieran de mudanza”?. ¿que es lo que cambió para que suceda esto en los últimos años?. ¿ llevaran algo útil?, o se trata simplemente de que tienen vocación de fleteros.
Algunos que viajan sentados, luego de acomodar la cola, depositan el bolso al pié, cosa que no te permite pararte sin alejarte lo suficiente, lo que hace que cuando algún pasajero quiere descender, se encuentra con que el obstáculo a superar no es la mochila, por el contrario su problema es aquel que le obstruye el paso, por lo tanto viene el permiso en tono de puteada y el consabido empujón. Finalmente si es uno el que debe descender, el aspirante a camello te friega la cara o te tira los lentes al piso, pero esto no es todo, están los toma agua y los tomadores de “Actimel”, pareciera que les hace mayor efecto si lo ingieren montados en el subte. Al costado del bolso, hay un porta botellas donde llevan el agua mineral, y van tomando cada tantos minutos un par de tragos, lo mismo que en el ascensor o caminando por la calle. ¿”Que les pasa”? ¿”Que es esta historia de los dos litros de agua por día”?, ¿”quién habrá sido el guru que les indicó esta consigna ridícula”? Si por lo menos lo hicieran a escondidas, no, te hacen sentir un cretino que no se cuida, que no sabe que la vida se hizo para tomar una gran cantidad de agua, en todo lugar en que te encuentres, y generar grandes cantidades de orín. Otra historia es la de las mujeres que aprovechan el viaje para el maquillaje y pintada de labios, a pesar de que no es el lugar indicado, por lo menos es un espectáculo que provoca cierta excitación. “como verán, mi umbral de excitación es bastante accesible”..
Después está la del telefonito y el señor de la cabeza afeitada. Si averiguamos un poco, nos enteramos.que el teléfono en muchos países se debe desactivar dentro del subte, es increíble la cantidad de gente que hace de un acto privado una cuestión pública. Es así como me enteré que la señora que habitualmente encuentro en mis viajes era dueña de un perrito.. A grito pelado daba las indicaciones a su empleada de servicio, de no olvidar sacar el perro antes de las diez, cosa que la muchacha hacía seguramente todos los días del año, y que por otra parte era lo que mas ansiaba hacer, ya que esto le permitía salir de la casa para encontrarse con su amigo que la esperaba en la plaza de enfrente. Sin embargo cabe reconocer que en el caso de ciertos profesionales o en casos excepcionales el teléfono es de suma utilidad, especialmente si la que llama es nuestra amante que nos ruega por una visita antes de internarnos en la oficina.
¿”Y los rapados con carucha de malos”?. Es posible que en realidad quieran parecer malos. pero en realidad el afeitarse la cabeza es una auto agresión , se practicaba en los campos de concentración, en el ejército, aunque también es una buena medida para evitar la proliferación de piojos y otros bichos, pero en realidad las personas que se ven a diario rapadas, son personas que se caracterizan por lo bien vestidas y lucen un aspecto limpio y prolijo. Es posible que además de lo dicho, tenga que ver esta moda con un distintivo relacionado a la pertenencia a alguna secta, lo que justificaría esta actitud.
No es mi intención descalificar, ni tampoco desmerecer a las personas que incurren en estos deslices, muchos de los que tengan el coraje de leer estas tonteras, pueden cometer estas torpezas. Dicho lo cual me disculpo por anticipado, y les dejo un abrazo grandote como para atajar pollos, al mismo tiempo les pido que si me ven en alguna de estas actitudes que acabo de criticar tengan la grandeza de saber disculparme. Mi esposa y mis hijos ya lo hicieron.
Andre, Laplume.