Otra colaboración anónima. Disfruten, hijos de puta.
¡Hola! ¿Álvarez? Qué hacés. Alfredo al habla. Sí. Bien. Bien. Recibí el mail con tu nota de ecología. Sí. Bien. Bueno, casi. Me gusta la seriedad de la investigación. Sí. Muy, mi viejo. Data precisa, escueta y seria. Claro, Álvarez. Claro. También está ese toque de dramatismo que despierta la sensibilidad del lector. Bien. Bien. Lo de la tala de bosques, las papeleras, Álvarez; muy prolijo, digamos, al nivel de la revista. Exactamente, querido. Exactamente. La contaminación de las aguas. Sí, la alarmante falta de agua, Álvarez. Pero creo que habría que rever un parrafillo, mi viejo. No, ése no. Las pirañas no, Álvarez. Acá dice… esperá que me pongo los lentes. Sí, dice “el lamento constante del Gua-ju-run-du-í en la niebla”. Eso, Guajurunduí. Ahá. Una metáfora, capto. Capto. El humo de la papelera, sí. Y decíme una cosa, Álvarez, ¿qué mierda es un Guajurunduí? Ya veo, un pájaro. Ahá. ¿Y a vos te parece que la gente se va a poner a ver qué es ese bicho? ¿Van a buscarlo en el google? Parece esas puteadas que largan los albañiles, Álvarez. Yo pregunto, ¿no podés poner un canario, un gorrioncito o un loro, che? Un lorito, Álvarez, ahí está. Todo el mundo sabe lo que es un loro, querido. ¿Sí? Bien. Eso. Mandámelo cuando esté. Gracias. Chau. Che, Rosita, ¿no me alcanzás un café? No, nada. El pelotudo de Álvarez que se cree poeta. Sí. Horacio Quiroga se cree que es el infeliz de mierda. El culo le debe hacer currucucuí a éste.
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