Bajando rápido ante el declive
Siguiendo distintos sabores del polen.
Abrazo un árbol,
En cerril descenso
Para detener la perpleja oscuridad.
El mapa que atravesaba mi cabeza
Se ha soltado en un suave desliz,
Y la tierra apecha la manecilla
Cuando las cerriles llamas cercan el camino.
La angustia es imposible de acompañar.
La ciudad dorada, ¿En donde estará?
Con los caminos cerrados,
Es muy difícil de encontrar.
Baldado en miles aromas,
Sudando por miles penas.
Canela fina en la cuesta del valle
¡La ciudad dorada existe!
Miles de quilates frotando arman bulla
Entre el bromo y el pisto
Flagelo a la oscuridad de un parpado juguetón.
Una ventola me arrastra hacia la terraza
Cubierta de hojas secas y tallos quebrados.
Al suave galope descubro el oro,
Las galletas, la bofetada,
Y el centello que nunca voy a olvidar.
Texto agregado el 18-06-2009, y leído por 138
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