Dormí a tu lado, ya no sintiendo el sabor exquisito de tus pechos,
ni la inundante humedad de tu sexo caliente,
ya no sintiendo el espasmo único de nuestro orgasmo repetido.
Dormí a tu lado solo respirando de ti y sabiendo que desde entonces te quería.
Texto agregado el 18-06-2009, y leído por 273
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