¿ La amargura final del gran mentiroso ó la dulzura final de la gran verdad ?.
Cuando introducimos un chicle en nuestra boca y empezamos a mascarlo nos llega la dulzura de ese sabor elegido más la dulzura del azúcar del mismo.
Según va pasando el tiempo nos vamos dando cuenta que esa dulzura del principio se va acabando y lo único que nos queda es simplemente el sabor de la goma a la que seguimos dando vueltas en nuestra boca, simplemente por el gusto ó por la costumbre de mascarlo una y otra vez sin darnos cuenta, tal vez, que ya no nos hace falta seguir haciéndolo.
El camino del Gran Mentiroso es aquél que justamente empieza por esa dulzura, todo nos lo pone a nuestro servicio, va pasando el tiempo y nos hacemos tan perezosos que no deseamos dejar de mascar ese sendero, ese formato "dulce y conveniente" que nos ha dado tal fácilmente.
Cuando llegamos a la última fase de nuestra vida, nos damos cuenta que el azúcar inicial al igual que pasa con el chicle ya no nos da esa dulzura que inicialmente nos dio tan generosamente.
En ese mismo instante el Gran Mentiroso nos empieza a requerir como una de sus posesiones.
Nos damos cuenta de que todo lo que nos dio al principio y que tan dulcemente vivimos con un placer ilimitado ahora debemos pagarlo con la vida, con una hipoteca que durara eternamente, sin vuelta atrás.
Vemos que los que hicieron su vida por el camino de aquella Gran Verdad que no ofrecía un principio dulce y un azúcar ilimitado, son mas felices ahora de lo que somos nosotros, pues ellos han comenzado a mascar ese formato "dulce y conveniente" que nadie les dio en un principio pero que ahora gracias a su esfuerzo y una vida de experiencias propias personales, saben disfrutar y aprovechar de forma eterna, sin pagar nada por ello, porque en este momento se les ha dado el todo por la Gran Verdad y el Gran Mentiroso no puede conseguir en ellos lo que la Gran Verdad tiene ya conseguido.
Y ahora Yó pregunto: ¿ Por donde empieza a mascar el ser humano, por el azúcar del Gran Mentiroso ó por el no sabor de la Gran Verdad, un chicle que al final, mascamos con más placer, pues el sabor y el azúcar del mismo, se encuentra en el último extremo de este, en el otro lado de su envoltorio.
Pero algunas veces, nos da por usar ambos lados, la Gran Verdad y al Gran Mentiroso.
Eso no se puede hacer, ¿ Una de cal y otra de arena ?
Eso es ser chaquetera/chaquetero y no saber apostar por lo que se quiere en la vida realmente.
"La/El que sabe dar la vuelta al chicle a tiempo, ese es el que de verdad sabrá vivir la vida y obtendrá al final de su existencia una segunda oportunidad tan larga como el universo exista y más aún."
Escrito por Carlos Them
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