Los viajes son eternos,
caminos que se aplacan,
sentidos que se absorben,
pisadas que demarcan.
Cada mirada queda incrustada
cada afecto encementado
cada pasión barrida
cada pena regada.
Esta cuidad enorme y devastada,
que plasma el dolor y el placer.
Un camino
de mierda y vino mezcladas,
de polvo y agua estancada,
de desechos y poemas cansados,
de asesinos y luchas entregadas
de abrazos y golpes recibidos
de bocanadas asfixiantes y eterna humedad
de besos clandestinos y deseos omitidos
de disparos furtivos y manos alzadas
de pisadas tortuosas y marchas reprimidas
de vómito y sangre derramada
de encuentros y evasiones
de lazos eternos y pactos rotos
de bailes y pisadas suspendidas
de tu mirada con la mía
y de mis pies
tratando de olvidar
Texto agregado el 17-06-2009, y leído por 68
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